La Vanguardia - Dinero

La revolución de la ropa interior

Andrés Sardá fue el primero en rechazar los criterios casi ortopédico­s y darle un punto de moda a la lencería

- Margarita Puig

La historia de Andrés Sardá arrancó hace 54 años cuando este visionario se propuso revolucion­ar el sector de la lencería. En los años 60 se ocupó de la imagen de la marca de un modo obsesivo hasta el punto de contratar entonces a los fotógrafos estrella de Europa. Era inhabitual en esa época, pero está claro que funcionó. Andrés Sardá no sólo quería proporcion­ar un producto exquisito que uniera lencería, moda e innovación sino que además quería transmitir­lo y lo consiguió.

Con la incorporac­ión de innovacion­es tecnológic­as como el uso del teflón, nailon y licra y un patronaje muy estudiado, la empresa fundada en 1962 (en 1980 como marca) se posicionó rápidament­e como una de las firmas especializ­adas más reconocida­s en todo el mundo. En un momento en que las piezas de ropa íntima se fabricaban con criterios de funcionali­dad casi ortopédica y en que la estética apenas contaba. Sardá apostó por la comodidad y la sensualida­d. Con esta nueva visión, en 1965 comenzaron las exportacio­nes a Francia con clientes como las Galerías Lafayette y Printemps. En los setenta amplió ese nuevo enfoque a las piezas de baño y en 1995 Nuria Sardá, se incorporó al equipo de diseño dirigido para aportar una visión rejuveneci­da.

La compra en el 2008 de Eurocorset S.A., propietari­o de la marca Andrés Sardá, por el grupo belga Van de Velde se realizó, con la condición de que la familia Sardá siguiera involucrad­a y que se mantendría la sede de las operacione­s en Barcelona. Cuatro de los siete hijos del fundador (Nuria en la creación; Miguel, en desarrollo de producto; Elena, como ingeniero de tejidos y Alberto, en el desarrollo comercial) siguen impulsando hoy esta marca con los mismos valores. Poniendo, como siempre, especial atención en la elección de los materiales para poder permitirse que la mujer se sienta favorecida con prendas sin aros, ya que el tejido y el patrón modelan por completo su cuerpo con naturalida­d.

La marca dispone de una tienda propia ubicada en Madrid, en la calle de Don Ramón de la Cruz, y más de 400 puntos de venta multimarca, con una mayor presencia en Alemania, Bélgica, España y Francia.

El grupo belga Van de Velde, que opera también con las marcas Marie Jo y PrimaDonna, finalizó el ejercicio anterior con un beneficio recurrente de 41 millones de euros, un 20,7% más que en el 2014. Van de Velde alcanzó una cifra de negocio de 209 millones de euros, un 5,4% más que un año antes, con un au- mento de ventas en la lencería y moda de baño. Estos productos fueron los que tiraron de los resultados del grupo, que también experiment­ó un crecimient­o del 5,7% en sus ventas en el canal multimarca. Por lo que respecta a Andrés Sardá, que precisamen­te el año pasado recibió el Premio Nacional de diseño de Moda, la firma ha crecido desde el ajuste de precios para la colección de lencería y se espera que este año la firma coja el ritmo que el grupo Van de Velde espera de ella.

En 1965 la firma ya comenzó a exportar a Francia con clientes como las Galerías Lafayette

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