Francia: ser o no ser ante la reforma
Pese a la contestación de la calle, el Gobierno pretende reformar uno de los símbolos de su modelo social: las 35 horas de trabajo semanal
Después de España e Italia, le ha llegado el turno a Francia. El Gobierno francés prepara una ambiciosa reforma laboral en aras de beneficiar el diálogo interno en las empresas y así favorecer la moderaciónsalarial. Reivindicaciones exigidas por la Comisión Europea durante los últimos años y que ahora el Ejecutivo socialista quiere satisfacer con la ley El Khomri (nombre recibido por el apellido de la ministra de Trabajo). Este proyecto legislativo pone en riesgo uno de los tótems del modelo social del país: las 35 horas de trabajo semanal.
La reforma laboral francesa da prioridad a los acuerdos internos en las empresas en lugar de los convenios colectivos. Gracias a esta premisa, las empresas podrán alargar el tiempo de trabajo más allá de las 35 horas semanales, alcanzando incluso horarios semanales de 60 horas. Pero para ello tendrán que obtener el acuerdo de la mayoría de sus empleados, a través de sus representantes sindicales o de un referéndum interno. La ley El Khomri prevé, además, que las horas extras sólo se paguen un 10% más, frente al 50% actual.
“Este proyecto de reforma laboral representa el último cuestionamiento de una larga lista de revisiones experimentadas por la ley de las 35 horas”, explica a este diario la economista Anne Eydoux, miembro del colectivo Les Économistes Aterrés. Lamásemblemática de estas modificaciones se produjo en 2007 durante el mandato del expresidente Nicolas Sarkozy. Este suprimió el pago de impuestos de las horas extras con el objetivo de alargar las jornadas laborales.
No obstante, es el presidente socialista François Hollande quien pretende ahora dar la estocada final al horario de las 35 horas, establecido hace veinte años por otra ministra socialista, Martine Aubry, en la actualidad, una sus principales oponentes internas en el partido. Con esta reforma, el dirigente francés no sólo traicionará una de sus principales promesas electorales, sino que también reactualizará el lema de su rival Sarkozy: trabajar más, para ganar probablemente menos.
“La organización del trabajo es- tándar con una jornada de 8 horas y una semana de 35 no permite reaccionar con rapidez y flexibilidad a las transformaciones brutales de una economía cada vez más digital”, afirma el economista Élie Cohen en declaraciones a Dinero. Este antiguo asesor de Hollande asegura que “los nuevos sectores tecno- lógicos requieren una mayor flexibilidad laboral, ya que alternan unos periodos de gran carga de trabajo con otros másrelajados”. Apesar de su impopularidad, defiende la aprobación de la reforma, dado que permitiría “reducir el paro estructural francés, quenobajadesde hace décadas del 8%”.
Anne Eydoux se opone, sin embargo, a la idea de que alargar la jornada laboral hará bajar el desempleo, cuyo porcentaje es superior al 10%. “Después de la entrada en vigor de las 35 horas, entre 1996 y 2001, se produjo en Francia la mayor creación de empleo desde los años setenta, se crearon dos millonesdepuestosdetrabajoy400.000 se atribuyen a la reducción del tiempo de trabajo”, recuerda. Según ella, una buena reforma laboral debería favorecer un mejor reparto del tiempo de trabajo, siguiendo el ejemplo de la industria alemana, que “ha conservado sus puestos de trabajo gracias a la reducción y la racionalización de los horarios”.
En cambio, el premio Nobel de Economía Jean Tirole publicó a mediados de marzo en el diario Le Monde un artículo en el que reivindicaba “una profunda reforma del código laboral francés”, que siguiera el ejemplo de España e Italia. Tras aplicar sus respectivas reformas laborales, estos dos países han experimentado una cierta mejora de sus elevados niveles de desempleo. PeroÉlieCohenreconoceque “los economistas son incapaces de determinar si esta evolución positiva se debe a la reforma del mercado de trabajo o al retorno del crecimiento económico”. Anne Eydoux considera, en cambio, que “han tenido comoconsecuencia directa un aumento de la precariedad”, como lo demuestra el hecho que el 92% de los contratos firmados en España el año pasado fueron a tiempo parcial.
“Nocreo que la ley El Khomri incremente la precariedad en Francia, puesto que la mayoría de los jóvenes ya tienen hoy un empleo precario”, asegura Élie Cohen. El 87% de las nuevas contrataciones que se realizaron en Francia en el 2015 fueron temporales. Élie Cohen lamenta que el Ejecutivo francés haya renunciado a su idea inicial de reducir las indemnizaciones por despidos improcedentes y así “recuperar la confianza de los empresarios para que vuelvan a contratar”.
“Durante el mandato de Hollande, el Gobierno se ha hecho las preguntas correctas sobre el sistema educativo y el mercado laboral. Pero sus intentos de reforma han fracasado hasta hoy”, explica Élie Cohen. Teme que el Gobierno socialista termine sucumbiendo ante la presión de la calle y del ala izquierdadesupartido y retire su proyecto dereforma laboral, comohizolasemanapasada con la reforma constitucional para retirar la nacionalidad a los acusados de terrorismo.
Tras ser debatida en mayo en la Asamblea Nacional, la reforma laboral debería aprobarse a principios de junio. La oposición al proyecto empezóreuniendo másdeun millón de firmas en contra por internet y ahora ha desembocado en el incipiente movimiento ciudadano Nuit Debout, inspirado en el 15-M español. Una nueva ola de indignación que espera acentuar las contradicciones de la socialdemocracia francesa, que duda ante su voluntaddereformarlospilaresdel modelo social del país.
La nueva ola de indignación acentuará las contradicciones de la socialdemocracia francesa