El precio de la corrupción
Se estima en 200.000 millones de euros el coste que esta lacra ha tenido para España
El elemento dominante en estos cuatro meses de gobierno provisional de Mariano Rajoy ha sido, sin lugar a dudas, la corrupción. Una oleada de casos que han sacudido la vida pública y que han convertido a la Audiencia Nacional en un centro neurálgico de la vida política y económica del país. Todo ello ha puesto de manifiesto una vez más que la regeneración de las instituciones es el principal problema que tiene que afrontar el nuevo gobierno que ocupe La Moncloa.
Durante este tiempo han estallado casos como la trama Púnica sobre la financiación ilegal del PP de Madrid y que ha llevado a Esperanza Aguirre a dimitir; Taula en Valencia por idénticos motivos y que ha salpicado de lleno a Rita Barberá; o la operación Frontino referida a la trama detectada en el seno de Aguas de las Cuencas Mediterráneas SA (Acuamed) por la que la empresa pública habría cobrado 20 millones en comisiones a cambio de amañar adjudicaciones de obras públicas entre el 2007 y el 2014.
En estos 120 días, al PP se le ha imputado por la destrucción de pruebas al destruir los ordenadores del caso Bárcenas. También ha tenido que dimitir el ministro de Industria, José Manuel Soria, por los llamados papeles de Panamá; han tenido que renunciar el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, y la concejala de urbanismo, Isabel Nieto, tras haber sido detenidos por su vinculación a una trama inmobiliaria corrupta.
Todo ello sin olvidar el enfrentamiento entre el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro y el expresidente del Gobierno, José María Aznar, por los problemas fiscales de este último. También se ha agravado el caso Rato, al conocerse que mientras era vicepresidente económico había creado una serie de sociedades opacas en paraísos fiscales para defraudar a Hacienda. Y las cosas no parecen haberse terminado aquí.
Llueve sobre mojado. El partido que lidera Mariano Rajoy está inmerso en decenas de casos judiciales de una enorme envergadura como el caso Bárcenas, Púnica o Gürtel. Se podría pensar que la corrupción está en el ADN del partido popular, que están en política para forrarse.
Y eso es lo que se desprende de la lectura del libro del delator del caso Gürtel, José Luis Peñas, Uno de los suyos (Ed. Península), libro que debería ser leído por los votantes o al menos por los militantes del PP. En esta obra se describe con todo lujo de detalles y pruebas documentales como gra- varon al alcalde de la ciudad madrileña de Boadilla, Arturo Panero, alias el albondiguilla contando fajos de billetes de 500 euros para después chantajearle y obtener gratis todas las licencias municipales. No es un caso aislado, escenas similares aparecen con otros alcaldes de Madrid y Valencia durante los años del boom inmobiliario y explican los excesos que se cometieron creando una burbuja inmobiliaria que fue la principal causa de la mayor recesión económica de los últimos ochenta años. Sin embargo, esto no parece que se vaya a traducir en menos votos ni que la oposición sea capaz de articular una alternativa de gobierno distinta.
Este clima de impunidad que describe José Luis Peña explica que se fuese creando una corrupción sistémica que ha infectado a las propias instituciones del Estado. El problema no está tanto en lo que se han llevado los corruptos como en el daño colateral que han causado. El responsable económico de Ciudadanos, el profesor Luis Garicano, me comentó que se estima en 200.000 millones de euros el coste que esta lacra ha tenido en España. Aunque el auténtico precio de la corrupción es más pobreza, más paro, más inseguridad, menos educación y más desesperanza.
La regeneración de las instituciones es el principal problema que tiene que afrontar el nuevo gobierno El auténtico precio de la corrupción es más pobreza, más paro, más inseguridad, menos educación...