Vivir en el Montseny todo el año
Los nuevos residentes quieren naturaleza pero no aislamiento
Tradicionalmente, el Parc Natural del Montseny ha sido un importante mercado de segundas residencias. Sin embargo, en los últimos años esta Reserva de la Biosfera cada vez atrae a más personas que desean fijar su vivienda principal en los municipios mejor comunicados, ya sean los pertenecientes a las comarcas barcelonesas de Osona y Vallès Oriental como los que forman parte de La Selva (Girona).
Como explica Tania Mercé, comercial de la agencia inmobiliaria Rustic Corner, “quien se va al Montseny quiere un entorno verde y tranquilo pero sin perder comodidad. Así que cuanto más cercano a Barcelona y de una vía de salida o una estación de tren, mejor. Además, una cosa es vivir en la última casa de un pueblo y otra a 20 minutos por pista forestal. Estar aislado no gusta a casi nadie”.
Armand Lusquiños, socio fundador de Buscomasia.com, coincide en que “la falda del parque, cerca de algún núcleo como Campins, Riells, Breda o Aiguafreda es lo más demandado. La gente no quiere masías colgadas a cotas de más de 600 metros”. PRECIOS ESTABLES Si bien el parque del Montseny abarca una área de más de 31.000 hectáreas de paisajes y poblaciones muy diversos, según Lusquiños “funciona como marca inmobiliaria y eso se paga. La oferta dentro del parque es limitada y hay mucha demanda, así que los precios son altos a pesar de haber bajado en los últimos años. En el sector de propiedades rústicas en Catalunya aún estamos saliendo de la crisis, pero lo primero que se moverá será en el Montseny”.
Tania Mercé hace hincapié en que los precios de las fincas rústicas “han caído entre un 45 y 50% y hoy la demada real no suele pagar más de 800.000 euros por una propiedad. Y lo más solicitado son casas de 250 o 300 m2 con menos de 3 hectáreas de terreno, que tenga pozo de agua y si es posible, piscina”.
Otro tipo de vivienda con bastante salida entre clientes con presupuestos holgados son los chalets de principios y mitad del siglo XX en pueblos que solían ser refugio vacacional de la burguesía más acomodada, como Viladrau, Seva o Centelles, o bien en urbanizaciones exclusivas más recientes como El Montanyà, junto a un campo de golf. En esta última ubicación, “una casa importante puede costar entre 500.000 y 1.500.000 euros, aunque la mayoría tienen 30-40 años y han de renovarse, mientras que se venden parcelas a partir de 200.000 euros”, detalla Rosa Parés, directora-gerente de RJP Consultors Immobiliaris, con oficina en Aiguafreda. LA DEMANDA HA CAMBIADO En cuanto al perfil de la nueva ola de habitantes del Montseny, Lusquiños señala que “la zona se está llenando de personas que se han jubilado o prejubilado o bien profesionales que pueden permitirse el lujo de trabajar desde casa. La comodidad y el trabajo ya no son motivos para quedarte en la ciudad”. Asimismo, destaca que “el 85% sigue siendo gente catalana”.
En este sentido, Parés observa que “los extranjeros desconocen bastante esta zona, aunque puntualmente aparecen algunos, sobre todo ingleses”.
Y aunque cada vez interesan menos las casas para usarlas solo en vacaciones y fines de semana, Parés asegura que “hay bastantes clientes que viven la mitad del año aquí y la otra en Barcelona. Y una parte destacable viene para mejorar algún problema de salud, como antiguamente. Al principio, algunos están de alquiler para probar si se adaptan (los precios oscilan entre 1.000 y 3.000 euros al mes y hay poca oferta), pero la mayoría acaban comprando”.
A pesar de la caída de precios, la zona mantiene prestigio como marca Las propiedades más demandadas están en pueblos en la falda del parque