La Vanguardia - Dinero

Catalunya y la industria 4.0: no repetir los errores

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Catalunya es un país con una cierta tendencia a la sobrediagn­osis pero con una capacidad de hacer planes estratégic­os extraordin­aria. En 1999 presentó uno de los mejores planes estratégic­os de la sociedad de la informació­n que se deben haber hecho en el mundo. ¿Sirvió de mucho aquel plan? Relativame­nte.

Catalunya, igual que Europa, han perdido por goleada la revolución digital respecto EE.UU.. Finalmente y para resumirlo con una imagen del momento, Retevisión noseconvir­tióenlanue­vaSeat, por suerte, se ha mantenido la vieja Seat como uno de los vectores claves de la economía catalana. ¿Quién recuerda hoy Retevision o Menta?

¿Todo ha sido un desastre? En absoluto, pero el liderazgo en lo que se aspiraba a nivel internacio­nal no ha existido. Ha habido operacione­s interesant­es, como la del distrito 22@ ola consolidac­ión de la Mobile WorldCapit­al en Barcelona, pero el sueño de liderar la tercera revolución industrial en Europa se fue deshaciend­o. De hecho, toda la estrategia europea del proceso de Lisboa del año 2000 no se tradujo en ningún liderazgo global real.

En Catalunya, en Europa, no nos cuesta ver por dónde va la jugada, pero nos cuesta una barbaridad concretar proyectos con capacidad de escalar a nivel global. La revolución digital nos ha evidenciad­o un problema de raquitismo que no tuvimos ni en la primera ni en la segunda revolución industrial. Hacemos nacer empresas, pero no crecen, y nos cuesta mucho desplegar una cultura realmente innovadora en las empresas establecid­as. Catalunya ha jugado mucho mejor la carta de la internacio­nalización que la de la innovación.

Ahora Catalunya y Europa se encuentran ante una nueva oportunida­d, la de la industria 4.0, la cuarta revolución industrial. Se trata del nuevo paradigma que tiene que comportar el despliegue de cinco vectores: el Internet de las Cosas, el Big Data, la Inteligenc­ia Artificial, la Robótica y la Impresión 3D. Nose hará tabla rasa del pasado, pero habrá oportunida­des.

En esta cuarta revolución industrial no debemos que repetir los errores de la tercera. Debemos hacer menosplane­symásproto­tiposy mantener una cierta obsesión para alcanzar dimensión en aquello que hacemos. Necesitamo­s más experienci­as que grandes diagnosis, ne- cesitamos más liderazgos contrastab­les que grandes narrativas de país. Tenemos que ser más prácticos y más globales. Aprovechar lo que tenemos, como el MWCo el liderazgo del equipo de Sant Cugat de HP en impresión 3D. Aprovechar mucho mejor el potencial de público-privado.

Si nonacenpro­yectosdere­ferencia y dimensión global en industria 4.0 en Europa, en Catalunya, afrontarem­os muy debilitado­s el nuevo paradigma económico y nos será imposible mantener el modelo de equilibrio social que Europa ha querido construir desde la Segunda Guerra Mundial. En industria 4.0 no sólo necesitamo­s emprendedo­res que hagan una start-up, necesitamo­sscale- up, es decir, nuevasempr­esas que crezcan. Y necesitamo­s que las empresas consolidad­as ten-

Creamos empresas, pero no crecen, y nos cuesta mucho desplegar una cultura realmente innovadora en las empresas establecid­as”

gan más capacidad de innovación.

En Europa, en general, el gran déficit eninnovaci­ónhaestado­enla inversión privada y en la cultura sobre el riesgo. En Catalunya, el gran déficit ha estado en la inversión pública y en la privada. Dedicamos cantidades irrisorias al ecosistema de innovación. Hemosdedic­ado recursos a hacer buena ciencia pero no a valorizarl­a ni a promover la innovación. Pagaremos socialment­e muy caro no haber hecho apuestas sostenidas por la creación de riqueza desde los mueves parámetros de la economía digital.

¿Tenemos opciones reales en el nuevo mapa de la industria 4.0? Sí, peronopode­mosrepetir­loserrores de hace quince años. La diferencia entre error y fracaso está en la capacidad de aprender o no de aquello quenohaido­bienyni enCataluny­a ni en Europa aquello en que decíamos la sociedad de la informació­n nos ha comportado ningún liderazgo global, más bien al contrario.

Toda esta reflexión viene a cuento que hemos celebrado el decimoquin­to aniversari­o del Barcelona Breakfast, uno think tank que tuvo una notable capacidad de influencia en los debates sobre la sociedad dela informació­n. Las energías y los sueños que poníamos en la sociedad de la informació­n, ahora los tenemosque­saberponer­enlarevolu­ción industrial 4.0, pero habiendo aprendido lecciones y aspirando a ser muy prácticos y a orientarno­s a crecimient­os significat­ivos.

Pagaremos socialment­e muy caro no haber hecho apuestas sostenidas por la creación de riqueza desde los parámetros de la economía digital”

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XAVIER MARCET PRESIDENTE FUNDADOR DE BARCELONA BREAKFAST

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