Trabajar junto a las máquinas será habitual
artificial, los vehículos autónomos y la impresora 3D tendrá un impacto económico anual de casi 44 billones de euros en 2025. ¿Ha empezado una nueva era?
Pere Homs, director general dels Enginyers Industrials de Catalunya, que estudia desde hace décadas el fenómeno, recuerda que la robótica industrial es unsector ya maduro. En la automoción, el 50% de las tareas están automatizadas.
“La robótica es una industria madura. En el mundo hay 66 robots por 10.000 operarios industriales: apenas el 0,3%. Aunque esto se doblara, noveopeligro para el empleo. Apenas hay 1,5 millones de robots, que generan además 300.000 empleos indirectos entre proveedores y mantenimiento”, indica Homs.
Tampoco estamos hablando de máquinas muy evolucionadas. “Son bastante tontas. A menudo consisten en un brazo mecánico con muy poca inteligencia ”, recuerda este experto. RamonLó pez de Mántaras, director del Instituto de Inteligencia Artificial (IIA), confirma queel robot industrial “nohace cosas inesperadas, tiene un campo acotado y definido, sin incertidumbre, con movimientos pre- programados y de manipulación”.
Homs dice que es ideal para tareas repetitivas, peligrosas o de precisión, pero reconoce que un robot sustituye de media al equivalente de diez personas, porque es más rápido y hace másturnos. Contodo, la inversión sale a cuenta. “La empresa querobotiza gana dinero. Evita el cierre y la deslocalización, recupe- rala producción externa liza da, se vuelve más competitiva y puede volver a contratar personal”.
FernandoSánc he z es CE OdeKuk aR oboticsIbé rica, una delas cuatro grandes multinacionales que se reparten el mercado. Afirma que los robots se extenderán en otras áreas industriales como el embalaje, la logística y los productos de consumo. En su opinión, la reconversión del trabajador en este nuevo escenario es algo posible. “Para manejar un robot no hace falta ser ingeniero oprogramador”, asegura.
De hecho, la última tendencia es el robot colaborativo: la unión de la fuerza y la precisión de la máquina con la inteligencia cognitiva de la persona. Un robot puede apretar piezas, pero luego entra en juego el ser humano, que interpretará la inteligencia digital e intervendrá si hace falta. “La tendencia es que el robot sea más bien un compañero. En lugar de trabajar en espacios separados, están juntos. Así, el hombre tendrá un trabajo más cualificado y más digno”, subraya Alicia Casals, directora de robótica de l’Institut de Bioenginyeria de Catalunya. “Por ello, no veo un cambio tan radical. Como ocurrió con el ca- ballo a la máquina a vapor, los cambios hacen mover la civilización y al final todo se reconfigura”, valora.
El paso siguiente es que los robots salgan de la fábrica para instalarse en las casa solas oficinas. Talvez sea lo que más inquieta a los trabajadores de servicios. PAL Robo tics fabrica humano id es que ya consiguen caminar. Su precio es todavía elevado (300.000 euros) y se venden a laboratorios y universidades. “Quedan retos, como la autonomía y la movilidad. Pero en cinco o seis años estos prototipos darán paso a aplicaciones en la asistencia a personas: podrán levantar las bolsas de la compra, cargar maletas, recordar la tomadepastillas, empujar la silla de ruedas. Serán complementarios a nosotros, harán la vida más cómo- da”, prometen desde esta firma.
Fernando Sánchez, de Kuka Robotics, es más escéptico. “Será más fácil ver a un robot en un quirófano o en una sala de rehabilitación que en casa al lado de una persona”. Según Ramon López de Mántaras, “el robot personal será como el PC. Pero pueden pasar 20 años. El problema es que a la inteligencia de la máquina le falta el sentido común. No entiende que si unvaso está agrietado nos podemos cortar la boca. O que no tiene que aspirar el gato con la aspiradora. Además, estos humanoides son todavía poco versátiles. Yreprogramarlos sale caro”.
Albert Sant Feliu, catedrático de la UPCyexdirector del Instituto de Informática y Robótica Industrial, también invita ano correr demasiado .“La informatización ha tenido, a corto plazo, más impacto que la robotización. En lo inmediato, los robots limpiarán las calles o trasladarán enfermos en hospitales. Pero para que hagan otras tareas habrá que tener en cuenta aspectos legales y no estamos todavía preparados. Hay cuestiones de privacidad por resolver, porque las máquinas van grabando”, opina.
Entre dejarse llevar por el pánico a los robots y negar la realidad, Kevin Kelly, experto de Wired, cree que simplemente habrá que aprender a convivir con ellos. “Esto no es una carrera contra las máquinas. Si competimos con ellas, perdemos. En el futuro nos pagarán según nuestra habilidad para trabajar con ellos. Y ellos nos ayudarán a descubrir nuevos empleos , nuevas tareas que expandirán nuestro ser”.
La inteligencia artificial todavía carece de sentido común y esto limita su expansión en los servicios El robot colaborativo prevé la interacción complementaria entre el ser humano y la máquina