Porvenir optimista
Escudriñar los proyectos del futuro en los que están trabajando los fabricantes de automóviles es una de las tareas más apasionantes que acarrea la responsabilidad de los periodistas que forman parte del jurado del premio Coche del Año en Europa. Recientemente, le ha tocado el turno de mostrar las bazas del porvenir a Citroën, una marca que está realizando un tremendo esfuerzo a todos los niveles para encontrar el espacio comercial que le corresponde.
Lo cierto es que la sucesión de acontecimientos poco halagüeños acumulados por Citroën durante los últimos años no permitía precisamente ser muy optimistas sobre el tono más bien oscuro que planeaba en el horizonte particular al que se dirigía su destino. Pero ha bastado una simple sesión dedicada a presentar sus productos previstos a corto plazo para cambiar por completo la pesimista cosmovisión mayoritaria que transmitía el futuro de la firma de los dos chevrones.
La rotunda aceptación cosechada por el C4 Cactus, uno de los automóviles más osados de los últimos tiempos, ha servido para iluminar el sendero que debe llevar a Citroën hacia el éxito. El segundo producto de nueva generación es el flamante E-Mehari, un proyecto de alcance muy limitado debido a su naturaleza eléctrica, pero asimismo destinado a aportar altas dosis de emoción a la gama y una considerable inyección de imagen de marca.
Pero lo mejor del caso es que el peculiar trazado visual estrenado con el C4 Cactus ha sido asimilado perfectamente por el mercado, que en la actualidad ya está preparado para asistir al desembarco de modelos destinados a competir en cualquier categoría que respondan a este sugerente lenguaje de diseño. Se trata de crear automóviles cuyas carrocerías tengan en cuenta que los diseñadores van a ceñirse a un estilo peculiar que se diferencia a primera vista. Aunque habrá que esperar unos años para el despliegue de la gama al completo, está claro que a Citroën le espera un brillante porvenir.