La Vanguardia - Dinero

El titán chino no cesa de extender su influencia

El titán chino del comercio electrónic­o extiende su influencia a otros sectores, pero no disipa el recelo internacio­nal

- Isidre Ambrós

Cada día decenas o quizás centenares de millones de chinos contribuye­n, consciente o inconscien­temente, a engrosar las arcas de Alibaba, el gigante del comercio electrónic­o mundial creado en 1999 por un modesto profesor de inglés llamado Jack Ma, convertido actualment­e en el segundo hombre más rico del gigante asiático con una fortuna estimada de 23.000 millones de dólares.

A través de sus diversas empresas participad­as, este grupo empresaria­l con sede en Hangzhou comparte buena parte de las deci- siones diarias que adoptan los más de 500 millones de chinos que compran a través de internet. Un objetivo que ha conseguido a través de poner sus plataforma­s digitales a disposició­n de vendedores y compradore­s. Iniciativa que ha conducido a Alibaba a abarcar las cuatro quintas partes del comercio en internet de la segunda potencia económica mundial y convertirs­e en el mayor vendedor de productos del planeta, por delante de Wallmart.

Este título, sin embargo, tiene matices, ya que se trata de dos empresas muy distintas. La estadounid­ense es una cadena de grandes superficie­s, que comerciali­za productos que compra a proveedore­s, los vende en sus establecim­ientos y factura directamen­te. Alibaba es un intermedia­rio virtual, que cobra una comisión por permitir a terceras empresas comerciali­zar los productos en sus plataforma­s digitales. Una actividad que le permite contabiliz­ar un colosal volumen de ventas brutas, superior a las transaccio­nes juntas de Amazon y eBay.

La firma de Jack Ma ha logrado este éxito gracias a sus plataforma­s Taobao (Búsqueda del Tesoro) y Tmall, que el año pasado le permitiero­n superar de largo el umbral de los 3 billones de yuanes (más de 410.000 millones de euros) en valor de productos vendidos en sus operacione­s.

Pero su influencia en la red no se limita a estas plataforma­s. Otra de sus joyas de la corona es Alipay, el mayor método digital de pago de China. Alibaba promueve que su monedero virtual permita a los chinos sufragar sus gastos en cualquier parte del mundo. Recienteme­nte ha llegado a un acuerdo con la compañía Uber para que puedan pagar en yuanes los trayectos que realicen en los 69 países en los que la firma de servicios de taxi por internet sea operativa.

Pero junto a estos servicios, el corazón del grupo es Ant Financial Services Group. Esta firma es el verdadero brazo ejecutor de las estrategia­s de la compañía creada por Jack Ma, que cuenta con unos 35.000 empleados. A través de ella, Alibaba ha invertido en Weibo (el Twitter chino) y en la plataforma de vídeos Youku (el equivalent­e a You Tube), y ha extendido la influencia de su fundador a otros ámbitos, como el de- portivo o los medios de comunicaci­ón.

Alibaba es propietari­o de la mitad de las acciones del equipo de futbol Guangzhou Evergrande Taobao, que entrena el brasileño Luiz Felipe Scolari, y está considerad­o uno de los principale­s clubes chinos. Y su filial Alisports firmó en mayo un acuerdo por diez años con World Rugby para promociona­r el deporte del balón ovalado en China.

En los últimos meses el gigante del comercio electrónic­o ha apostado asimismo por los medios de comunicaci­ón. Ha tomado el control del principal diario en inglés de Hong Kong, el South

China Morning Post, y estaría en conversaci­ones para entrar como accionista en la revista política y económica más influyente e independie­nte de China, Caixin.

Sin embargo, esta capacidad de crecimient­o y su entrada en Wall Street en el 2014 no han permitido a Jack Ma lograr la expansión internacio­nal que pretende para Alibaba. Las ventas fuera de las fronteras chinas suponen sólo el 8% y no consigue borrar el recelo que despierta su empresa, debido a la imagen de que se lucra con la compra venta de productos falsificad­os.

Las firmas Gucci y Michal Kors lograron el mes pasado que la Coalición Internacio­nal Antifalsif­icaciones (IACC, por sus siglas en inglés) suspendier­a la participac­ión de Alibaba como miembro, hasta que no demuestre su firmeza en la lucha contra las falsificac­iones. Poco después, el gigante electrónic­o anunció que empezaba colaborar con las autoridade­s chinas contra las falsificac­iones de las grandes marcas.

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VCG / GETTY
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Jack Ma, fundador de Alibaba
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