JOYAS CHAUMET SE INSPIRA EN LA HORTENSIA
La firma de alta joyería propone una colección que celebra las hortensias y su sutil colorido
Ana Domínguez Quién habría dicho que una colección de joyas cuyo motivo principal es una flor, concretamente la hortensia, estaría dedicada nada menos que a la Emperatriz Josefina. Pues sí, resulta que Josefina fue la primera clienta de Chaumet, uno de los más importantes joyeros de la Place Vendôme de París. La Emperatriz tenía una hija, Hortensia, que se convertiría en la hijastra de Napoleón Bonaparte cuando su madre se casó con el emperador. En ese momento, Chaumet, que era el joyero de la realeza, realizó varias joyas utilizando el motivo de la flor del mismo nombre.
Hortensia Voie Lactée De los archivos de la firma se rescataron algunos diseños hace pocos años, realizados entonces con unas tonalidades cálidas: ópalos rosa, turmalinas y zafiros. A esa colección ahora se han añadido nuevas versiones bajo el nombre de Voie Lactée (Vía Láctea), cuyos ingredientes principales son de una tonalidad más fría que la primera: zafiros azules, diamantes y calcedonia blanca esculpida. La colección de motivos florales, que pertenece a la serie Jardins de Chaumet, se compone de unos pendientes largos, un brazalete rígido, una gran sortija y un impactante reloj-joya de movimiento de cuarzo suizo. Este último tiene la forma de una gran flor, casi esférica, que se sujeta a la muñeca por una cinta de satén azul brillante, el reloj se esconde secretamente bajo la flor, que se abre y cierra sobre él. Los diseños de corte asimétrico reflejan la inspiración natural de las piezas y les infunden una vida y movimiento que a su vez enfatiza la ligereza y estilización de la propia flor, destacando su aspecto emocional y que casa a la perfección con esa asociación que desde tiempos inmemoriales se ha hecho de Chaumet como un joyero del sentimiento. Pero, sobre todo, Chaumet hace en esta colección una especie de línea de continuidad en absoluta coherencia con sus orígenes, y en particular con su merecida fama obtenida en el periodo del movimiento Art Nouveau de principios del siglo pasado, en que se le consideró maestro del naturalismo, una inspiración que continúa explorando a día de hoy con la misma maestría de siempre. Elementos extraídos de la naturaleza, desde insectos a toda clase de vegetación, se incorporaron entonces al vocabulario habitual del joyero y, por tanto, sus inagotables archivos están repletos de dibujos de esta índole. Una fuente de inspiración sin límites que celebra la vida silvestre y que nos deleita hoy igual que siempre.