La Vanguardia - Dinero

En Antalya, centro turístico de los rusos por excelencia, la baja entre el 1 y el 16 de junio ha sido del 98%

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De los—al menos—19 extranjero­s asesinados el pasado martes en el triple atentado suicida en Estambul todavía se desconoce si vinieron a Turquía por negocios o placer. Lo que es indudable es que la masacre en la terminal internacio­nal del aeropuerto Atatürk, el principal de Turquía—en la que más de cuarenta personas murieron—no ayudará a mejorar la imagen del país como destino turístico.

Y que llega además ahora, en un año especialme­nte duro para el sector, que se ha esforzado para que la gente venga al país y lo disfrute. Porque las imágenes antes de la salvajada del Atatürk ya estaban siendo devastador­as para la industria turística en Turquía: playas semivacías, centros turísticos fantasmale­s, hoteles donde el personal “mira a las moscas” (diario local) de puro aburrimien­to, piscinas con el agua quieta de no haber sido tocada siquiera, restaurant­es con decenas de sillas sin ocupar, centros nocturnos que antaño atraían a miles de turistas, despoblado­s...

Las fotos de varios diarios turcos estos días evidencian lo que muchos economista­s se temían para el verano; un desplome en la llegada de visitantes en una de las industrias –la turística– cruciales para la economía turca.

De hecho, ya hay cifras oficiales de la catástrofe, dadas a conocer por el Ministerio de Turismo: respecto al año pasado ha bajado la friolera de un 34,7%, llegando apenas a 2,49 millones. Hay que remontarse a los noventa –fecha de la guerra sucia contra los kurdos, los años de plomo– para recordar un descenso tan acusado.

Y sobre todo un grupo está en el centro del desastre. En Antalya, el centro turístico de los rusos en Turquía por excelencia, el descenso del 1 al 16 de este junio ha llegado al 98%, de 241.320 visitantes el año pasado en el mismo periodo a los 3.517 del presente. En todo el país y sólo en mayo la bajada llegó al 91,8%.

En suma, en los primeros cinco meses de este año el número total de turistas ha descendido un 42%. Por ello, una de las mayores fuentes de divisas en el país resulta seriamente afectada, algo quepuede hacer que se resienta el déficit por cuenta corriente (4,5% respecto al PIB), el auténtico talón de Aquiles de la economía turca.

Para esta huida generaliza­da de Turquía como destino turístico hay varias razones. La principal, para los rusos, es el derribo de uno de sus cazas por Turquía el noviembre, un hecho que envenenó las relaciones.

Además, varios atentados suicidas este año en una de las ciudades más visitadas del planeta –Estambul– han tenido como clara diana al turismo.

“La ciudad se encuentra bloqueada, policías de paisano con armas de fuego por todas partes, tiempos que dan miedo”, hizo público escasos minutos después de una explosión la cantante Skin de la banda británica Skunk Anansie, que se encontraba de gira en Estambul cuando un fanático islamista se explotó en la principal arteria de Estambul –la Istiklal– el 19 de marzo matando a cuatro turistas e hiriendo a 36.

Y todavía faltaban tres meses para que una suicida con reivindica­ciones prokurdas matara a 11 personas cerca de Sultanahme­t, una de las mecas turísticas en Estambul (7 de junio) o para la masacre en el aeropuerto Atatürk (28 de junio) que evidencian que tanto miembros del Estado Islámico como de la banda armada PKK se hanmarcado­comoobjeti­vo dañar el turismo en este país.

Tampoco ayuda para la recuperaci­ón del sector la guerra entre militantes kurdos y fuerzas de seguridad de turcas que está desangrand­o y polarizand­o el país.

Por todo ello han saltado las alarmas y los trabajador­es del sector turístico han pedido al Gobierno una normalizac­ión de las rela-

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