Y no hubo apocalipsis en los mercados...
El resultado del referéndum pro Brexit no ha logrado que los mercados bursátiles europeos rompieran los mínimos de febrero, contra pronóstico de muchos inversores que auguraban un apocalipsis. Apartir de ahora el efecto del referéndum en los mercados se irá diluyendo. En primer lugar, se tardarán meses en conocer si finalmente se apretará el botón del Brexit. En segundo lugar, se tardarían años en conocer las nuevas políticas arancelarias de Gran Bretaña con el resto del mundo. En tercer lugar, nunca he visto que estas políticas afectaran a los valores de las empresas, que se limitan a movilizar sus factores de producción a conveniencia. ¿Perderá valor Toyota si finalmente tiene que movilizar su fábrica inglesa al continente? ¿Perderá valor JP Morgan si finalmente tiene que movilizar una parte de sus empleados a Frankfurt? Difícilmente.
El compás de espera demorará las decisiones de inversión en Gran Bretaña… beneficiándola a corto plazo. Enfriará su mercado inmobiliario, lo cual no le vendrá mal dado que estaba sobrecalentado, y alejará su divisa de los niveles contra el euro de 1,35-1,45 a los que cotizó durante todo el 2015. La bolsa inglesa sube en el año casi un 5%, y la norteamericana casi un 3%. ¿Y las bolsas de la zona euro que registran pérdidas? Tras el referéndum la libra ha caído y el dólar ha subido, y sabemos que las ventajas de un dólar fuerte exceden en mucho las inconveniencias de una libra débil.
Los resultados empresariales, cuya campaña empieza esta semana, seguirán siendo positivos, en la línea de los trimestres anteriores. Sin más distracciones ni primas de riesgo políticas, espero que las bolsas europeas empiecen a cotizarlos. Quien pretenda estar fuera del mercado este verano para “estar tranquilo” podría finalmente sufrir mucho.