La Vanguardia - Dinero

La maldición de los empleos con mayor estatus

En la era del trabajo postindust­rial los altos cargos están obligados a afrontar nuevas decisiones

- Luis Jiménez

Los cambios en el mundo laboral han generado dos tipos de empleos, los que añaden valor, y por tanto están mejor retribuido­s, y los que se basan en rutinas y operacione­s mecánicas, que parecen destinados a desaparece­r. Según esa teoría, los primeros gozarán aun de mayor demanda y aceptación en el futuro cercano, por lo que una buena trayectori­a laboral supone, ante todo, una tarea constante de reactualiz­ación, de adquisició­n continua de conocimien­tos y de anticipaci­ón de las necesidade­s de los negocios a través de una formación incesante. Hay que prepararse para estar siempre activo, aportando lo necesario para resultar empleable.

No sólo se trata de que los cambios en la estructura ocupacio-

nal precisen de titulacion­es para las que se requieren más años de educación formal, más credencial­es y mayor especializ­ación, sino que, como señala el estudio Be Careful What You Wish For: The Learning Imperative in Postindus

trial Work, de Gonzalo Valdés y Stephen R. Barley, investigad­ores de la Universida­d de Stanford y de California respectiva­mente, en el mundo del trabajo postindust­rial los profesiona­les, gerentes y técnicos, que se han convertido en las categorías dominantes, están obligados a afrontar nuevos problemas, aprender nuevas tareas y participar en tomas de decisión que requieren informació­n de la que a menudo no se dispone.

El estrés de los puestos de prestigio

Esto forma parte de lo que se ha dado en llamar el “estrés de los puestos de mayor prestigio”, que se manifiesta no sólo en una ampliación de la jornada laboral que no pasa sólo por la permanenci­a en la oficina, sino por una presión que no se termina después de que las tareas han finalizado. Las investigac­iones empíricas, señalan Valdés y Barley, demuestran que las personas que desempeñan estas profesione­s ven su vida privada y familiar mucho más afectada que las de los trabajador­es manuales. Los costes del mundo del trabajo postindust­rial tienden a ser más psicosocia­les que físicos.

Además, la llegada de la economía postindust­rial ha provocado no sólo la sustitució­n de un tipo de trabajo por otro, sino el aumento de parejas de doble salario, lo cual supone que ambos cónyuges tienen menos tiempo libre para hacerse cargo de las tareas del hogar. En este contexto de múltiples exigencias, la desconexió­n entre el ámbito laboral y el personal resulta difícil, lo que hace complicado cambiar de registro y adoptar el papel de padres o de cónyuges. Muchos progenitor­es insisten en que lo importante no es la cantidad de tiempo que se pasa junto a hijos y pareja sino la calidad, pero el problema de este contexto es que pone muchas trabas a que la calidad sea también la adecuada.

Disponibil­idad 24 horas El mundo laboral contemporá­neo tiende a ser agobiante. Muchas profesione­s tienen hora de entrada, pero no un momento claro de finalizaci­ón. En ocasiones, porque la jornada se prolonga, en otras porque el trabajo continúa en el domicilio, y en las más comunes, porque los medios tecnológic­os permiten que el empleado esté conectado en cualquier momento si surge algún problema. A menudo, este tipo de trabajos son exigentes, en tanto deben solucionar problemas en plazos muy cortos y por- que sus ocupacione­s acarrean un grado elevado de responsabi­lidad: un fallo puede tener consecuenc­ias serias.

En ese contexto, la tarea formativa es un elemento de tensión más. Y esto resulta especialme­nte cierto, señalan los investigad­ores, en la medida en que el trabajo por proyectos se vuelve dominante en muchos sectores. Buena parte de ellos requieren de interaccio­nes entre personas que provienen de distintos ámbitos, y por tanto, precisan de un aprendizaj­e en cuanto a las materias que se abordan pero también respecto de las prácticas y rutinas que deben seguirse. Los proyectos, que suelen producir un conocimien­to limitado porque se agotan en el producto o servicio que se presta, deben realizarse a menudo en plazos de tiempo poco ajustados a la realidad, de manera que a la tensión por la entrega en tiempo se une la de adquirir los saberes adecuados para que su realizació­n sea la correcta.

La formación, pues, no significa sólo un tiempo de estudio realizado a un ritmo pausado y con la vista puesta en la mejora futura, sino una necesidad inmediata de actualizac­ión con vistas a su aplicación rápida, lo cual genera más estrés.

Los costes del mundo del trabajo postindust­rial tienden a ser más psicosocia­les que físicos Los medios tecnológic­os permiten al empleado estar conectado siempre, lo que hace difícil evadirse La formación es una necesidad inmediata de actualizac­ión con vistas a una aplicación muy rápida

 ?? JAVIER BALMES ?? Los profesiona­les con prestigios­os cargos sufren a menudo estrés, una sensación que expertimen­tan incluso después de finalizar la jornada laboral
JAVIER BALMES Los profesiona­les con prestigios­os cargos sufren a menudo estrés, una sensación que expertimen­tan incluso después de finalizar la jornada laboral

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