Texturas y tonos isleños
En esta reforma en Deià, Mallorca, los relieves se adueñan del interior
Deià es un nombre enseña en Mallorca. Pequeña localidad al noroeste de la isla, en la sierra de Tramontana, tiene el privilegio de disfrutar de varias calas propias. Esta casa unifamiliar se encuentra en este pueblo, cuya sola mención ya trae implícito ser uno de los enclaves más bellos de las Baleares, y notable polo de atracción de escritores, músicos y artistas. Entre los míticos, el literato Robert Graves, cuya vivienda, por cierto, es visitable.
Construida en la década de los 60 del siglo XX, la casa de este reportaje ha sido renovada por el estudio de arquitectura e interiorismo More, al frente del cual están el arquitecto Manuel Villanueva y el interiorista, formado en Bellas Artes, Oro del Negro. Con despacho en Deià desde el año 2012, donde también residen ambos, conocen a fondo la idiosincrasia del lugar. Un factor fundamental para su modo de actuar, siempre en colaboración con maestros de obra y artesanos que dominan los distintos oficios y las técnicas tradicionales de construcción local.
Uno de los propósitos de la reforma de esta casa, con 250 m2 de superficie, fue su apertura hacia el exterior. Las vistas del campo mallorquín, con bancales de pie- dra y olivos y las colinas circundantes, bien lo merecían. Enel exterior, la intervención cumple con la restrictiva normativa del municipio, que vela por preservar su carácter, con la piedra como seña de identidad. Es en el minucioso proyecto de interiorismo donde los autores despliegan su personal punto de vista, que persigue enraizarse en el lugar desde una perspectiva contemporánea.
“A menudo entendemos el tér- mino interior como ‘introversión’ –explican los componentes del estudio More–. Nos recuerda los sentimientos etéreos, sensaciones y emociones de las personas. Quizás el diseño interior sea sinónimo de respuesta emocional al diseño. Las texturas inciden en la percepción, cada cosa que tu tocas o ves, los pequeños detalles en un espacio, suman hacia una experiencia única”.
El suelo de cantos rodados del porche acristalado, que aloja el comedor, ilustra bien cómolo táctil y el relieve son una constante en la casa. O la mesa y los bancos de madera que lo amueblan, en su estadio más primitivo, que recuerda el tronco de donde procede. Los tonos tierra, en el conjunto de pavimentos, son protagonistas y destacan junto al blanco de las paredes. Igual que los techos, donde las vigas de madera han sido blanqueadas con cal, tras un cepillado que hizo emerger la veta. Su funcional trazado estructural genera un ritmo propio.
Las piezas elegidas para equipar la casa son parte fundamental del proyecto. Con ellas Villanueva y Del Negro componen una atmósfera a la vez sofisticada y rústica. Las sólidas pilas de piedra de superficie rugosa, en la cocina y el cuarto de baño, han sido cinceladas a partir de un solo bloque por el maestro picapedrero Juan Camposol. Las puertas ensambladas con tablones reciclados de roble se deben al artesano carpintero Pedro Casanovas. Unaespectacular bañera de cobre deviene el foco de atención del cuarto de baño principal.
Desde que el estudio More se estableció en Deià ha realizado un buen número de reformas en la localidad. “Nuestro trabajo –señalan– es el resultado de una búsqueda permanente de equilibrio entre lo tradicional y lo contemporáneo, la simplicidad y la complejidad, el paisaje y el mundo interior, la recta y la curva”. El uso recurrente de materiales, de estructuras integradas y continuas, son algunos de los rasgos que definen su quehacer. “No sólo añaden funcionalidad –especifican–, también minimizan los objetos en el espacio”.