Clase C al descubierto
sorprende la poca diferencia existente entre el nuevo Cabrio y el Coupé. Y prueba de su estudiado diseño aerodinámico es que se puede mantener una conversación con el coche destapado, de piloto a copiloto, sin necesidad de gritar circulando a 120 km/h.
La operación de plegado o desplegado del techo de lona se lleva a cabo de forma totalmente automática y puede hacerse en marcha siempre y cuando no se sobrepasen los 50 km/h. Todo en 20 segundos, sin necesidad de detenerse, por ejemplo, en caso de que empiece a llover. Además, la polivalencia de uso del nuevo Clase C Cabrio queda manifiesta con la capacidad de carga del maletero, que oscila entre 285 y 360 litros en función de si la capota está puesta o no. Para reducir el efecto del aire, las turbulencias que se generan en las plazas delanteras del habitáculo, Mercedes ha diseñado un deflector aerodinámico que se coloca detrás de los asientos delanteros.
Respecto a la mecánica, Mercedes ofrece de inicio una amplia gama de motores de gasolina, mientras que en diésel solo hay dos variantes: el 220d de 170 CV y el 250d de 204 CV. Tradicionalmente más demandados para este tipo de automóvil lúdico, la oferta de motores de gasolina arranca con el C 180 de 156 CV y llega hasta el C 400 de 333 caballos, al que hay que añadir una variante con el sello deportivo AMG cuya potencia alcanza los 367 CV en el caso del C43. También hay un C63 AMG (476 CV) y un C63 AMG (510 CV).
En toda la gama se ofrece el cambio 9G-tronic de nueve marchas, de serie en la mayor parte de las versiones y opcional en las de acceso, aunque la marca no ha confirmado las versiones que ofrecen de serie el cambio manual. Y también, por supuesto, la tracción 4 Matic, que forma parte del equipamiento de serie en las versiones más potentes, pero que se ofrece como una opción en el resto de la gama. Y como en los modelos descapotables de la Clase EyS, el C Cabrio dispone opcionalmente de dos sistemas ideados especialmente para que el disfrute de la conducción no se limite a las épocas de buen tiempo. Así, el Aircap, un paravientos eléctrico que se despliega sobre el techo, funciona en combinación con el citado deflector. Y para crear una temperatura agradable en invierno alrededor del cuello, a modo de bufanda, el sistema Airscarf emite aire caliente por la zona del reposacabezas e invita así a utilizar el cabrio incluso cuando las temperaturas descienden de modo considerable.