Robert Tornabell
Vivir peor que los padres
Cuanto más se concentra la riqueza menos empleo crea una economía. Lo ha venido repitiendo el premio Nobel Joseph Stiglitz y en el 2014 el economista Thomas Picketty publicó su libro El Capitalismo en el siglo XXI y advirtió que la concentración del capital provocará el aumento de la desigualdad hasta límites difícilmente sostenibles.
Este verano, McKinsey (MGI) difunde otro planteamiento: en el futuro, los hijos pueden vivir peor que sus padres. En el 2008, antes de la gran crisis, en los países avanzados se vivía mejor que años atrás y tan sólo el 2% vivía peor. Ahora, según una encuesta de MGI en Estados Unidos y Europa Occidental (España incluida), dos terceras partes de los hogares tienen niveles de renta por debajo de los que tenían en el 2005. En España, el grupo de clase media ha perdido más de tres millones de personas.
El estudio demuestra que más de 500 millones de personas de esos países perdieron ingresos en una década, no sólo por la crisis, sino también por tendencias demográficas y, fundamentalmente, por la concentración de la riqueza. En el peor de los escenarios, en la próxima década, entre el 70% y el 80% de los grupos clasificados por sus rentas dejarán de progresar y las condiciones serán peores para los que no tengan un oficio cualificado o estudios universitarios que respondan a las necesidades del mercado.
Picketty señaló que la riqueza tiende a concentrarse entre los que más ganan. MGI identificó cómo evolucionaron los ingresos a lo largo del tiempo. Existen dos casos extremos en Europa. El conjunto de la población de Italia perdió ingresos reales (los hijos ganaron menos que los padres), mientras que en Suecia el 80% de la población no perdió su nivel de ingresos reales después de la Gran Recesión en comparación con el año 2005.
Vivir peor que los padres significa que habrá menos empleo para los jóvenes, peor remunerado, más precario y mayores exigencias en cuanto a preparación, flexibilidad y cambios debidos a la evolución de la tecnología. Por edades, las encuestas a 350.00 personas en Francia, Italia y EE.UU. se dividieron en los de menos de 30 años, de 30 a 45 y mayores de 45. Y, por educación, los que no tenían bachillerato, los que lo habían alcanzado y los que tenían estudios universitarios, respectivamente. Los resultados confirmaron que los ingresos por salarios bajaron en todos los segmentos de población entre el 2001 y el 2012, incluso sin tener en cuenta la edad o el nivel de educación.
Pero en los tres países, los más jóvenes y con menos estudios tuvieron más dificultades para emplearse y son los que, según MGI, están en riesgo de ser en el futuro más pobres que sus padres.
La gran crisis Dos terceras partes de los hogares de EE.UU. y Europa occidental tienen niveles de renta inferiores a los del 2005