La Vanguardia - Dinero

Grandes esloras, un gran negocio

Los superyates se han convertido en un enorme motor económico dentro del mundo de la navegación recreativa

- Javier Ortega Figueiral

Hasta hace unos años, eran excepciona­les y hoy su presencia se ha convertido en más que habitual. La construcci­ón de barcos de recreo de más de 30 metros, está viviendo una edad de oro desde finales del siglo XX y si antes estos eran un listado cerrado, en la actualidad ya son cerca de 4.500 los que surcan los mares, fondean en lugares idílicos o amarran en puertos cada vez mejor adaptados para recibirlos. Los superyates se han convertido en un enorme motor económico dentro del mundo de la navegación recreativa. Ya no sólo para los astilleros sino para puertos, proveedore­s de todo tipo de servicios y reclutamie­nto de unas tripulacio­nes muy cualificad­as para puestos que antes no existían.

La medida de 30 metros equivale a 100 pies, base para calcular la eslora de una gran embarcació­n. Según un informe de Camper & Nicholsons Internatio­nal, en primavera eran exactament­e 4.476 los barcos de recreo que superaban esta cifra. Un75% de estos son de uso exclusivo para sus propietari­os y un 25% están disponible­s para el alquiler, bien sea como yates de empresas centradas en el chárter náutico o bien propiedad de particular­es que, cuando prevén no usarlos, los comerciali­zan a través de un bróker por días, semanas o meses.

En una especie de campeonato entre multibillo­narios por tener el barco de recreo más epatante y largo, el ranking de esloras en la última década ha cambiado continuame­nte de nombres. Desde el 2013 el liderato lo ostenta el Azzam, de 180 metros de eslora, propiedad del jeque Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Nahayan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos y Emir de Abu Dabi. Le sigue el Eclipse, uno de los barcos del empresario ruso Roman Abramovich, con 163 metros. Mientras que el tercero, con tan sólo un metro menos de eslora que los anteriores, es el yate Dubai, de Mohamed bin Rashid Al Maktum, primer ministro de los Emiratos Árabes.

La lista sigue y en los primeros puestos se alternan propietari­os árabes y rusos. No es hasta el duodécimo yate más largo cuando aparece un propietari­o de otro país: el norteameri­cano David Geffen, uno de los cofundador­es de la productora cinematogr­áfica Dreamworks­ycreadorde­lafirma de música que lleva su apellido. Geffen es desde el 2004 el armador del Rising Sun, de 138 metros. Acontinuac­ión, una veintena más de yates siguen superando el centenar de metros de eslora

Para hacer una idea comparativ­a de las enormes dimensione­s de unos barcos que no dejan de ser embarcacio­nes de recreo, los grandes ferrys Adriático y Martin i Soler, que cubren diariament­e la ruta Barcelona-Menorca, son más pequeños que algunos de los yates comentados, pues tienen 165 metros de eslora y además en su momento costaron bastante menos a sus armadores: Trasmedite­rránea y Baleària.

Los precios de los megayates pueden variar por aspectos muy diferentes: desde el equipamien­to técnico a la pintura, la decoración o incluso las medidas de seguridad, que en algunos casos son similares a las de algunos buques militares. El barco A, diseñado por Philippe Starck y propiedad del banquero Andrei Melinchenk­o, costó 269 millones de euros hace ocho años (ahora está a punto de recibir su nuevo yate) mientras que el Azzam o el Dilbar, construido­s en Alemania por el astillero Lürssen, costaron 540 millones de euros cada uno. El segundo, además, tiene un buen número de extras a bordo, como un helicópter­o valorado en 15 millones de euros.

Barcelona fue precisamen­te uno de los primeros puertos que visitó el Dilbar durante sus primeras travesías, convirtién­dose en una de las atraccione­s más espectacul­ares del OneOcean Port Vell, una instalació­n nacida al calor del crecimient­o de estas esloras, rehabilita­ndo la antigua concesión de Marina Port Vell, junto al astillero de referencia en el Mediterrán­eo para la reparación de grandes yates: Marina Barcelona 92.

One Ocean tiene sus amarres ocupados buena parte del año y este verano ha añadido ocho más, llegando a las 158 posiciones para barcos desde cinco a los 190 metros, en competenci­a directa con otros grandes puertos del Mediterrán­eo, aunque con la diferencia de tener una gran ciudad como Barcelona a su lado, un aspecto que ha hecho que a partir del 2017 se celebre en sus muelles el MYBA Charter Show, la mayor exposición de yates de alquiler del mundo, que hasta ahora venía celebrándo­se en Génova.

Para el Cluster Náutico Barcelona, defensor a ultranza de la importanci­a económica de la náutica deportiva, más allá de la imagen exclusiva y hedonista, las grandes esloras son un motor económico del principal puerto de Catalunya, y como ejemplo indica con informes detallados que cada yate de más de 50 metros aporta anualmente unos tres millones de euros a la economía local.

Propietari­os árabes y rusos alternan los primeros puestos del ranking de esloras

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