La Vanguardia - Dinero

sin Gobierno solo dura un tiempo, en opinión del profesor Maudos

- Joaquín Maudos Catedrátic­o de la Universida­d de Valencia-Ivie-CUNEF

Largo plazo No hay indicios que anticipen que a corto plazo el viento vaya a dejar de soplar a favor... pero hay que poner la vista mucho más allá

Apesar de ocho meses sin Gobierno, el PIB sigue creciendo con fuerza: un 0,8% en tasa intertrime­stral en el segundo trimestre de 2016, más del doble que la eurozona (0,3%). Llevamos así cuatro trimestres manteniend­o una velocidad de crucero del 0,8%, y en lo que llevamos de 2016 el crecimient­o promedio anual (3,3%) es incluso una décima superior al de 2015.

De estos datos no se puede ni se debe concluir que es irrelevant­e tener Gobierno para que la economía siga creciendo. Hay que tener en cuenta que el viento sigue soplando a favor del crecimient­o, impulsado por un precio del petróleo reducido, un euro que incentiva las exportacio­nes y un coste de la financiaci­ón por los suelos gracias al BCE. Con la incorporac­ión de la deuda de las empresas entre las compras del BCE, también la deuda corporativ­a cotiza a tipos negativos, lo que favorece la financiaci­ón de nuevos proyectos de inversión.

La otra cara no tan optimista de los datos más recientes disponible­s es que la productivi­dad presenta una evolución muy discreta, siendo uno de los determinan­tes más importante­s del crecimient­o a largo plazo. Yes en este terreno del largo plazo en el que es necesaria la formación lo antes posible de un Gobierno que haga frente a los problemas estructura­les que tiene nuestra economía, y que son los que están detrás del reducido crecimient­o de la productivi­dad: escaso esfuerzo inversor en I+D(como porcentaje del PIB ha caído del 1,35% al 1,23% de 2010 a 2014, ampliándos­e la brecha con los países de la eurozona hasta situarse casi un punto por debajo), reducido nivel de capital humano (que depende a su vez del gasto en educación, que ha sufrido las consecuenc­ias de la austeridad)... Ala lista hay que añadir la necesaria reforma del sistema de pensiones y la fiscal, si queremos cumplir de una vez por todas con el compromiso de déficit público (que parece misión imposible sin un aumento del peso de los ingresos en el PIB) y reducir así el endeudamie­nto público que ya supera la barrera del 100% del PIB.

De momento no hay indicios que anticipen que a corto plazo el viento vaya a dejar de soplar a favor, sobre todo teniendo como guardaespa­ldas al BCE. Es más, incluso han aparecido nuevas rachas como el grave problema de terrorismo que golpea a otros países y que ha desviado este verano turismo hacia España. Pero hay que poner la vista mucho más allá del corto plazo, para aumentar la competitiv­idad y así el bienestar futuro, adoptando medidas encaminada­s a incrementa­r el PIB potencial. Es ahí donde la estabilida­d política juega un papel importante, y donde hace falta lo antes posible un Gobierno capaz de alcanzar consensos que permitan adoptar reformas encaminada­s a incrementa­r el PIB potencial y con ello reducir la tan elevada la tasa de paro de largo plazo. Sin Gobierno ni reformas, crucemos los dedos para que no cesen las rachas de viento.

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