Economía más psicología
La nueva economía conductual, de la que Thaler es pionero, evidencia nuestras decisiones irracionales
Entre otros sesgos, los humanos aman las ganancias pero odian mucho más las pérdidas
La premisa central, el corazón de la teoría económica convencional es que las personas optimizan en sus elecciones. Maximizan su utilidad y sus beneficios mediante elecciones racionales. Sin embargo, el economista Richard H. Thaler, uno de los pioneros de la nueva economía conductual, cuenta en Todo lo que he aprendido con la psicología económica que muy pronto en su carrera empezó a vivir anécdotas que mostraban que las cosas eran más complejas: en un examen trimestral, la nota media de sus alumnos fue 72 sobre 100 y estallaron las protestas. En el siguiente, decidió poner la puntuación sobre 137, así que pese a que el resultado fue algo peor, la nota media fue de 96. Nada cambiaba en realidad, pero los alumnos quedaron encantados.
Una respuesta poco racional según los modelos económicos convencionales a la que durante los años ha ido sumando muchas otras respuestas de la gente que no encajan con ella al elegir una inversión o algo tan sencillo comocomeronolo que queda de una enorme cena porque está pagada y se odia tirar el dinero: la teoría económica ortodoxa diría que el precio pagado por un producto alimenticio en el pasado no es relevante para tomar la decisión de cuánto comer ahora. Claro que, según esa misma teoría, no pueden existir burbujas especulativas como las de estos últimos años.
Thaler, que comenzó a colaborar estrechamente hace décadas con el Nobel Daniel Kahneman y su cole- ga Amos Tversky,dice que nos influyen múltiples factores poco racionales a la hora de decidir: desde que los problemas de optimización alos queseenfrentala gente normal son a menudo demasiado complejos para que los pueda resolver, al exceso de confianza –el promedio de las personas que abren un negocio creen que sus posibilidades de éxito son de un 75%– o el peso de la dotación de factores que ya tenemos–alguien corta su césped pese a la alergia que le produce para ahorrar diez dólares del jardinero, pero no cortaría el césped del vecino por 20 dólares. Pasando por nuestra particular contabilidad mental y que nos importa más el cambio de pérdidas y ganancias respecto al nivel dereferencia quela cantidad absoluta. Nosólo eso: a la gente le gustan mucho las ganancias pero detesta aún más las pérdidas. Eso explica que se asuman riesgos exagerados antes de explotar las burbujas y una actitud opuesta después. Una reducción de impuestos puede tener más efecto si se vende como bonus que como una rebaja.
Para Thaler, vivimos en un mundo de humanos y no de homo economicus y la ortodoxia económica, con sus expectativas racionales, debe ser enriquecida para contemplar nuestros sesgos decisorios. Y esos sesgos se deben aprovechar para ayudarnos: Thaler es conocido globalmente por su libro Nudge, junto a Carl Susstein, una obra en la que defendieron un “paternalismo libertario” que ayude a la gente a efectuar mejores elecciones, como cuánto ahorrar para la jubilación. Una economía del empujoncito ( nudge) que ha hecho que cambien las políticas públicas en EE.UU. o el Reino Unido de David Cameron.