CRÍTICA EL VALOR DEL CINE Y EL PRECIO DEL ARTE
‘Big fish’ La película dirigida en el 2003 por Tim Burton es una de las olvidadas en las votaciones de lo mejor del siglo XXI convocadas por la BBC
En la valoración de las obras de arte y literarias durante muchos años se han empleado dos criterios complementarios. En primer lugar un criterio de excelencia, fundamentado en un cierto consenso basado en la opinión de diversas personas con conocimientos profundos y demostrables sobre la disciplina artística o literaria: autores, críticos, historiadores. Y en segundo lugar un criterio de popularidad, que se ha podido medir en cifras de entradas o de ejemplares vendidos. Extrañamente, en el mundo del arte contemporáneo se ha renunciado últimamente al criterio principal y al secundario y se ha privilegiado un tercer criterio: la máxima cotización, el precio alcanzado en una venta, incluso en subastas que se sabe que han podido ser manipuladas. El problema es que el precio obtenido no indica ni excelencia ni consenso popular. Es el arte entendido únicamente como inversión económica.
No sucede así en otras artes. El cine y la música, por ejemplo, tienen por costumbre escoger mediante votaciones las mejores obras. Recientemente la película de David Lynch Mulholland Drive ha sido escogida como la mejor del siglo XXI hasta la fecha, en una votación de expertos convocados por la BBC. Y la revista Les Inrockuptibles ha elegido Revolver, de los Beatles, como el mejor disco de rock-pop británico editado hasta la fecha. Ambas votaciones se atreven a destacar las cien mejores obras, según ellos. Yo simpatizo con ese coraje que demuestran quienes se atreven a esbozar un posible canon, aunque luego resulte que en la lista brillen las ausencias tanto como las presencias y lo que a veces se demuestre es cierta frivolidad o falta de memoria. Por ejemplo, me parece un error grave que entre las cien mejores películas de los últimos 17 años no aparezcan las últimas obras maestras de Bergman ( Saraband), Lumet ( Antes que el diablo sepa que has muerto) o Eastwood ( Gran Torino), ni tampoco Le Havre (Aki Kaurismaki), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher) y Big Fish (Tim Burton). Pero al menos aciertan al considerar el valor antes que el precio. Y me temo que la mayor parte de los críticos de arte no sabrían acertar en una votación equivalente.