Objetivos imposibles
De manera continuada aparece el debate de si debemos fijar objetivos aparentemente imposibles a nosotros y/o a nuestro equipo. El debate es entre el ideal o utopía y aquello de que los objetivos deben ser alcanzables según las escuelas de negocio. Lo razonable, lo práctico y cómodo es lo segundo. Pero cuando analizamos las grandes creaciones humanas, sean del tipo que sean, humanísticas o técnicas, empresariales o sociales, comprobamos que en su mayoría no han sido así. En su punto de partida habríamos dicho que eran imposibles. En algunos casos han sido unos colectivos que lo han conseguido mientras que en otros ha sido la visión de una persona, de un líder.
En este punto cito a Larry Page cofundador de Google: “Hay que cultivar una sana indiferencia a lo imposible. Debemos intentar hacer cosas que la mayoría no se atreverán a hacer”.
En etapas anteriores frecuentemente he respondido que era imposible alcanzar la misión o tarea que me asignaban. En otros momentos yo mismo renunciaba a hacer lo que me proponía por considerarlo fuera de mi alcance. Para mi mayor frustración, al cabo de un tiempo alguien se encargaba de demostrar mi error y lo realizaba. Personalmente hace tiempo que intento eliminar la palabra imposible de mi vida.
Esta decisión plantea la dificultad de cómo pedir o exigir a tu entorno que consiga este objetivo imposible. Primero debemos estar seguros de que lo que vamos a pedir es necesario y que partir de aquí su exigencia nos compromete a ayudar, y que en todos los casos deberemos revisar muchas cosas y entre ellas el sistema de valoración y de retribución. Ello va a sacarnos de las posiciones de confort a nosotros y al resto del equipo pero esto forma parte de los procesos de innovación. La innovación en los campos de las relaciones personales y de dirección de equipos tiene un recorrido inexplorado. Tiene riesgo pero también su aportación de valor al conseguirlo será mucho mayor.
Este estilo de dirección lo he conocido y vivido profesionalmente en el entorno tanto del automóvil como en el de la electrónica de consumo. Sorprende ver lo que las personas motivadas somos capaces de conseguir cuando nos enfrentamos a retos importantes, especialmente si estamos en entornos estimulantes y no necesariamente es la retribución económica el factor clave. Es necesario estudiar el caso de las empresas americanas y orientales fijando y alcanzando objetivos imposibles.
En particular en el ámbito industrial, empresarial y organizativo, los europeos tenemos mucho trabajo por hacer en el camino de los objetivos imposibles y no se trata de trabajar más horas, sino de hacerlo más inteligentemente y con eficacia.