La banca pone presión
El sector financiero ha sido el protagonista de la evolución de los mercados bursátiles europeos esta semana. El detonante fueron las especulaciones referentes a que Deutsche Bank tendrá que ampliar capital en caso de que la entidad deba hacer frente a la cuantiosa multa que EE.UU. le ha impuesto por su implicación en el negocio de las hipotecas basura del 2008. Se difundieron rumores de que la entidad había solicitado ayudas públicas y que le fueron negadas, y la cotización de las acciones del mayor banco de Alemania se desplomó y contagió al resto de los bancos europeos.
Desde el 9 de septiembre el Deutsche Bank ha bajado más de un 25% y desde principios de año la pérdida asciende al 66%. El Commerzbank, el segundo banco de Alemania, ha caído en el año el 43% y acaba de anunciar la supresión del dividendo y un fuerte recorte de su plantilla.
Italia también tiene problemas en su sector financiero y ello se ha reflejado en el comportamiento bursátil de sus máximos representantes. Las acciones de los tres primeros bancos italianos han sufrido en el año severas pérdidas. Unicrédit ha bajado el 63%, Banca Popolare, el 79% y Monte dei Paschi, el 88%.
En general, el sector bancario europeo tiene graves problemas de rentabilidad. El exceso de capacidad y los tipos de interés negativos presionan a la baja los márgenes de las entidades. De ahí que Mario Draghi no cese de afirmar que deben producirse fusiones y acelerar la concentración en el sector.
En España ya sería el tercer movimiento de fusiones de los últimos años. El Banco Popular, con una pérdida anual del 66% y sumido en una profunda reestructuración, sería uno de los principales candidatos.