Cloudera, montada en la ola del ‘big data’
ro de la infraestructura, integrando nuestro software y su hardware. Compartimos una convicción: Hadoop será la aplicación número uno que impulsará la demanda de las nuevas generaciones de servidores, tanto para datacenter privados como para la computación en la nube”.
Afirmación tan rotunda dio paso a otra más matizada. El movimiento open source, tan denostado por los proveedores tradicionales de software propietario, ha ganado predicamento y ha sido asimilado por la industria de las tecnologías de la información [empezando por Microsoft, que ha pasado de la beligerancia al entusiasmo]. Su modelo de negocio se rige por el principio de que el valor generado en el software se materializa en la venta de servicios. Reilly discrepa: “Créame, hay un enorme valor en el software, y es muy duro crear un negocio sostenible vendiendo servicios basados en open source”. Porque se comoditizan muy rápido –añade– con la consiguiente degradación de los márgenes.
La virtud de Cloudera consiste en practicar un modelo híbrido,