¿Y si el vehículo no tiene chófer?
Aunque su uso aún es minoritario y se reduce a determinadas pruebas o experiencias pilotos muy limitadas, los coches autónomos ya son una realidad. En consecuencia, empiezan a surgir las primeras cuestiones relativas a la gestión sobre la responsabilidad de estos vehículos y los riesgos que plantean. La implantación de un sistema de automoción reduciría considerablemente el número de siniestros, pero se hace evidente que no se podrán eliminar al 100%.
Los primeros accidentes con coches autónomos han arrojado algunas dudas sobre quién debe asumir la responsabilidad en el caso de un siniestro y cómo se pueden asegurar los posibles riesgos. ¿Es responsable el propietario del vehículo, cuyo fabricante le asegura la máxima fiabilidad y seguridad ante cualquier imprevisto? ¿Debe asumir el fabricante un posible error en los sistemas de seguridad del vehículo?
Los coches sin conductor traerán consigo una nueva tendencia en el modelo de propiedad. La gente buscará soluciones de movilidad y quizás ya no haga falta disponer de un vehículo propio.
Probablemente la propiedad privada disminuirá y se irá extendiendo el concepto de economía compartida, que todavía tiene que crecer más, mediante soluciones de renting a corto o medio plazo por horas o servicios. El propietario de estos vehículos ya no será necesariamente una persona física, cada vez más serán empresas, y se asegurarán las flotas más que coches particulares.
Por tanto, si un vehículo autónomo causa daños a personas o bienes, se deberá reclamar contra el propietario del mismo, que no será probablemente el conductor, y las coberturas deberán ser más parecidas a un seguro de Responsabilidad Civil.
Las compañías aseguradoras debemos asumir los retos que nos plantean las innovaciones tecnológicas, analizar su impacto y sus riesgos, para poder recomendar las estrategias más adecuadas y dar respuesta a las nuevas necesidades que surjan. Ya en el 2014, en Zurich Seguros creamos un grupo de trabajo para analizar el desarrollo e implementación de los coches sin conductor. También colaboramos con la Comisión Europea, junto a otras empresas del ámbito automovilístico, para evaluar aspectos como la reducción de la siniestralidad, la responsabilidad hacia el fabricante, la sofisticación en el cálculo del precio y los nuevos canales de distribución.
Estamos ante un momento clave de la evolución de este sector; hay que saber adaptarse al cliente y sus necesidades futuras, tanto las personas como las empresas, y es ahí donde una compañía aseguradora global asume un reto único para ofrecer lo mejor de sí y lo que mejor sabe hacer: analizar riesgos, adaptarse a ellos y ofrecer la mejor cobertura.