El futuro es de la ciudad
La crisis económica ha concluido; la social no. Para Pascual, la solución real comienza en las ciudades
La recesión económica que se inició en el año 2008 para la UE ha concluido. Sí. Entre otras razones, debido a motivos coyunturales como la compra de deuda por parte del BCE o la bajada del precio del petróleo. Pero la crisis social que la provocó no ha hecho más que profundizarse, ysin solucionarla el crecimiento económico será débil, inestable y breve, denuncia el economista y sociólogo Josep Maria Pascual Esteve en Las ciudades ante el cambio de era. Un libro en el que este experto en gestión estratégica urbana y regional que ha asesorado en más de un centenar de urbes y áreas metropolitanas de Europa y América Latina afirma que las ciudades, y específicamente la nueva gobernanza urbana, son la clave para reconducir el cambio de era que se inició con el regreso del neoliberalismo en la década de los ochenta y poner fin de verdad a la crisis.
Una crisis que ha significado un aumento de las desigualdades, la pobreza y la vulnerabilidad de una gran parte de la población, el precariado, y que se ha debido al despliegue de la era de la información y el conocimiento en un marco institucional, de gobernación y de valores inadecuado y antagónico, “propio de un neoliberalismo caducado por la crisis de 1929” y “mantenido por gobiernos supranacionales no sujetos a elecciones democráticas”.
Es necesaria, apunta, una respuesta integral con otro modelo que consiga un pleno desarrollo de la sociedad red. Yesa respuesta, ad- vierte, o se hace en las ciudades –las ciudades, y no las naciones, son la sociedad, afirma– o no se hará. No sólo porque en las ciudades viva la mayoría dela población del planeta, sino también porque la globalización se asienta en sistemas megarregionales de ciudades, porque la economía del conocimiento requiere entorno urbano o porque el cambio en el modo de gobernaciónr equiere de bu en agobernan za local.
Las ciudades deben favorecer la cooperación, la ayuda mutua y el trabajo en red. Y sus políticos elec- tos deben ser los gestores de interdependencias entre los diferentes actores y los constructores del interés general a partir de la vertebración en programas y proyectos bajo la orientación de unos valores y objetivos. Las ciudades deben buscar más la complementariedad que la competencia, impulsar la cohesión e igualdad social como motores del desarrollo económico, fortalecer la economía del conocimiento, apostar por la economía verde y la ampliación de la economía social –clave para el nuevo paradigma productivo basado en la cooperación y clave contra las crisis–, fomentar la creatividad y el talento endógeno y velar por el derecho de todos a la ciudad y sus bienes comunes.
Las ciudades, concluye, deben abandonar el viejo modo gerencial de gobernar que ha traído enorme insatisfacción y pasar a uno relacional, que no sea para la ciudad sino de la ciudad. Una gobernanza que fortalezca una ciudadanía activa y socialmente comprometida, que construya el interés común a través de los intereses de todos y que promueva la cooperación pública, privada y la iniciativa ciudadana para crear nuevas políticas y proyectos.