Neoburocracia y control blando, nuevos tiempos
Las organizaciones todavía carecen de autonomía y las relaciones siguen siendo claves para conseguir trabajo
Luis Jiménez Hubo un tiempo en que la burocracia fue identificada como el mayor de los problemas. Cuando las empresas entendieron que debían cambiar para adaptarse a los tiempos, la organización vertical, jerárquica, sometida a normas rígidas y con sistemas de control bien definidos pasó a ser la causa principal de que el talento, la iniciativa y el desempeño profesional se desperdiciaran. Los entornos cerrados, donde importaban más los reglamentos que la creatividad, producían firmas que no podían competir en un nuevo escenario en el que las reglas del pasado ya no eran válidas.
Se introdujo así un nuevo tipo de organización, que se dio en llamar postburocrática, que trataba de oponerse radicalmente a su antecesora. Su orden y su identidad eran diferentes, ya que se priorizaban los modos de trabajo flexibles, la creatividad y la improvisación, características cruciales del nuevo contexto. La forma de mantener la cohesión dependía mucho más de la cultura de la empresa que del orden administrativo y la vigilancia directa, continua y a menudo intrusiva del pasado dejó sitio a la colaboración, al trabajo descentralizado y en equipo, y a entornos de alta especialización e “intensivos en conocimiento”.
La organización se estructuró alrededor de una nueva cultura corporativa que mezclaba la confianza y el poder blando, en la que el aprendizaje colectivo se realizaba a partir de errores y pruebas, en lugar de castigos, y el empleado era tratado como un individuo único en lugar de una hoja de cálculo.
Nuevos viejos tiempos
En el artículo The indeterminacy of ‘temporariness’: Control and power in neo-bureaucratic organizations and work in UK television, realizado por Jonathan Morris y Mike Reed, de la Universidad de Cardiff, y Catherine Farrell, de la Universidad de South Wales, se analiza a qué clase de organizaciones han dado lugar estas intenciones. Según los autores, el resultado no es exactamente el esperado.
En su estudio, examinan a las empresas televisivas británicas, y en especial a la BBC, que estaba sometida a fuertes controles institucionales, a procedimientos asentados, con personal fijo y con inercias evidentes, con las que había trazado en la época de las grandes cadenas estatales una posición de prestigio mundial.
Con la llegada de los nuevos tiempos, las firmas se han flexibilizado y han externalizado su producción para poder competir mejor, lo cual debería suponer más autonomía en las producciones que encargan y una tarea de selección más que de organiza- ción por parte de las televisiones. Sin embargo, no es así, ya que la organización neoburocrática conserva muchas de las características esenciales de su predecesora, como el control, sólo que lo lleva a cabo de maneras distintas.
Organización híbrida
Se ha conformado una organización híbrida, que mezcla instrumentos de poder blandos y duros, pero que apuesta más por los primeros. La desintegración vertical y la coordinación horizontal hacen necesarias formas de trabajo en las que la autonomía, las habilidades técnicas y la buena disposición tienen su espacio, pero al mismo tiempo precisan de un control superior que se manifiesta en la vigilancia continua respecto de los resultados y de la realización final de las tareas.
Las televisiones encargan programas, series o documentales a sus proveedores, con los que contratan la realización del producto y en las que la vinculación depende de distintos factores, pero sobre todo del éxito que tengan esas producciones.
Esa nueva forma de vinculación lleva a una estructura peculiar, porque los directivos de la firma televisiva continúan teniendo el control sobre los proyectos, las personas que participan en ellos, los contenidos y la calidad de los mismos. Pero lo hacen de un modo más informal, más relacional, a través de la confianza. Los entrevistados para el estudio, todos del mundo de la producción televisiva, señalaban que los directivos, para las series de alto perfil y similares, elegían los empleados creativos clave –como el productor o el director– y estos a su vez aportaban su propio equipo, aquellos con los que se sentían seguros.
Un director entrevistado en el estudio señaló que “en el Reino Unido, las series dramáticas están dominadas por tres o cuatro personas de la BBC, ITV y Canal 4, que son dioses en la televisión. A lo mejor quieres que participe un diseñador y te dicen, 'Es muy bueno, pero no le contrates'”.
La estructura neoburocrática conserva características de su precedesora, como el control
Las firmas se han flexibilizado y han externalizado su producción para competir mejor
Se ha conformado una organización híbrida que mezcla instrumentos de poder blandos y duros