El cerebro mundial de las energías renovables
En el corazón de Navarra, el Centro de Control de Energías Renovables de Acciona opera hasta cinco tecnologías
“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”. Así interpretaba el filósofo griego Plutarco el potencial de este órgano. El cerebro recibe la información, la interpreta y coordina nuestros movimientos. Es el encargado de regular gran parte de nuestras funciones diarias, como pensar, hablar o caminar. Para lograrlo, las neuronas lanzan impulsos eléctricos que transfieren la información a cada una de las partes del cuerpo.
El cerebro de Acciona Energía es el Cecoer. El Centro de Control de Energías Renovables es el lugar donde se recogen, cada segundo, los datos que llegan desde sus instalaciones; se analizan y se envían las señales adecuadas para actuar con eficacia. Algunos lo califican de ‘Gran Hermano’, porque nada escapa a sus ojos, pero no: el Cecoer es el cerebro que trabaja sin descanso detrás de un gesto tan sencillo como encender un electrodoméstico.
Así es el centro neurálgico que coordina la producción de energías renovables de Acciona en 18 países de los cinco continentes. En la pequeña población de Sarriguren, a 4 km de Pamplona, 70 profesionales trabajan en el Cecoer con un objetivo: garantizar que 400 instalaciones repartidas por el mundo funcionen correctamente para dar respuesta, sin excepción, a las demandas energéticas de millones de personas. En este cerebro gigante, los ope- radores son las neuronas: dotados de la tecnología más puntera, recopilan continuamente millones de datos. Y actúan. “Así tratamos de garantizar la máxima disponibilidad de las instalaciones”, afirma el director del centro, Santxo Laspalas.
Desde el Cecoer se operan cinco tecnologías sostenibles con una potencia conjunta de 12.269 MW, lo que supone 12 veces la potencia de una central nuclear media. Un total de 288 parques eólicos –con 7.000 aerogeneradores–, 80 centrales hidroeléctricas, 11 instalaciones fotovoltaicas, 6 plantas termosolares y 5 plantas de biomasa se distribuyen en países como España, Chile, Polonia, Estados Unidos, la India o Australia.
El trabajo en el Cecoer es milimétrico para que la producción de energía sea real. Ni más, ni menos. Un equipo de expertos desarrolla modelos propios de predicción de viento, agua y radiación solar para anticiparse y lograr el mayor grado de fiabilidad. Es decir, se intenta producir la energía demandada y, por tanto, programada. Sin embargo, Acciona va un paso más allá, y ha alcanzado un hito que, años atrás, parecía imposible: ser capaz de reaccionar, con energías renovables, a una exigencia puntual. Ante un incremento de la demanda, todo está preparado para producir más energía con rapidez.
La tecnología más potente y la integración de equipos –el Cecoer está conectado con otros dos centros de control, en México y Chicago– han permitido que el 55% de las incidencias se solucionen de forma inmediata en remoto. Con un solo clic, los operadores pueden emitir una orden a una instalación situada a miles de kilómetros. Así opera este cerebro energético.
Las energías renovables ya no son cosa del futuro. Según Red Eléctrica de España, el sol, el agua, el viento y la biomasa aportaron en el 2015 el 37,1% de la producción eléctrica en España. Detrás de estas cifras aparece el Cecoer, un cerebro, aún invisible para muchos, capaz de gestionar la producción eléctrica equivalente al consumo de más de 8 millones de hogares en el mundo.
Las energías renovables aportaron un 37,1% de la producción eléctrica en España en el 2015
Desde el Cecoer se gestiona el equivalente al consumo de ocho millones de hogares