Inversiones sin brújula
La elección entre renta fija y variable aparece distorsionada por los bajos tipos de interés
El dinero sigue llegando a los fondos de inversión a pesar de que las rentabilidades no acompañan. Es más, algunas de las categorías de fondos que más dinero reciben son las que ofrecen ahora mismo los resultados más desalentadores en términos de bajar rentabilidad eincluso con pérdidas. Los inversores están desorientados, parecen moverse sin una brújula que sea capaz de seleccionar los activos más adecuados para sus necesidades, a juzgar por la dirección que toma el ahorro cuando se trata de colocarlo en el destino más adecuado, es decir, con la mejor rentabilidad posible.
“El entorno de tipos nubla la visión de los inversores a la hora de invertir: se centran demasiado en el corto plazo y sacrifican la rentabilidad futura. Es como el mundo al revés: el bonista busca la ganancia de capital y el accionista busca el cupón. El cambio de roles entre el inversor de renta fija y el de renta variable puede llevar a estimaciones de rentabilidades futuras equivocadas”, afirma David Ardura, subdirector de Gestión de Gesconsult, una gestora de fondos independiente.
A juicio de Ardura, el inversor que orienta sus pasos hacia la renta variable no sólo debe estar pendiente de los dividendos sino de otros factores que hacen atractiva la renta variable, como el crecimiento de las compañías por la generación de caja y el incremento de los beneficios. De acuerdo con la evolución histórica de la renta variable, y tras analizar series comparativas desde los años 30 del siglo pasado, la rentabilidad por dividendo explica el 42% de las rentabilidades de los índices dejando el 58% restante para la evolución de los precios.
Elegir entre renta fija y variable ha dejado de ser, en las actuales circunstancias de tipos negativos o cero, un ejercicio simplista y, en todo caso, en la renta fija no cabe esperar beneficios derivados de las subidas o bajadas de las valoraciones de los bonos, máxime ahora que nos encontramos en zona de mínimos.
La necesidad de plantear las decisiones de inversión a largo plazo es posiblemente más exigente que nunca en el pasado, mientras las distinciones entre inversiones de perfil agresivo y de carácter conservador han experimentado cambios muy sustanciales. Los fondos afrontan en los próximos meses una etapa de volatilidad sostenida, no muy diferente a la que hemos estado padeciendo en los últimos meses, según la mayoría de los analistas.
Las aportaciones defensivas o agresivas dependerán de los objetivos de rentabilidad a largo