La Vanguardia - Dinero

La salida del euro es una hipótesis remota

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ministro. Pero ¿y el país? ¿Se acerca una tormenta financiera?

El riesgo y la deuda

Hay que poner en contexto todas estas incógnitas y muchos son los que invitan a huir de los alarmismos. “Estamos en una situación muydiferen­te respecto a la de2011, cuando cayó el gobierno Berlusconi. El déficit es más bajo. La economía da señales tímidas de recuperaci­ón, la balanza comercial es positiva y también tenemos la política monetaria expansiva del BCE de MarioDragh­iqu esos tiene el sistema. Me cuesta ver un escenario catastrófi­co. Creo que se está exagerando ”, indica el analista Vincenzo Scarpetta de Open Policy.

El profesor de la Universida­d Bocconi de Milán Francesco Daveri hace un análisis técnico. “En 2017 el coste medio de los intereses sobre la deuda debería bajar al 3,2%, gracias a la política del BCE mientras que el PIB debería subir un 1%, así como la inflación. En el conjunto, la diferencia entre intereses y PIB caería al 1,3%, un valor más bajo que en el pasado”.

Este experto recuerda que el vencimient­o dela deudaitali­ana es de seis años y medio de promedio y en gran partea tipo fijo. Si los títulos que vencen en los próximos me-

ses tuvieran que refinancia­rse a tasas superiores, el impacto sería del 0,2% del PIB. “Un efecto no marginal, pero tampoco una avalancha”.

¿Una salida de Italia del euro?

Si esto ocurriera, sería con toda probabilid­ad el fin de la UE. Pero “es una hipótesis, lejana, remota e improbable”, según Vincenzo Scarpetta. En efecto, para que esto ocurra, deberían darse una serie de circunstan­cias. Primero, el movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo debería ganar las elecciones generales en 2017 o 2018. Es cierto que en las encuestas el ex cómico puede presumir todavía de un 28% de consensos, detrás del PD de Renzi (con un 31%): parece haberse consolidad­o como segundo partido. Yuna derrota de Renzi podría aumentar sus aspiracion­es.

Sin embargo, con la actual ley electoral es difícil quelos Cinco Estrellas consigan una mayoría en el Senado. Si al final, comotodoap­unta, un gobierno interino cambiara el sistema de voto antes de las elecciones, entonces el partido populista se vería obligado a pactar.

Incluso asumiendo que Grillo se sentara en Palacio Chigi, para convocar un referéndum sobre el euro debería cambiarla constituci­ón (ya que no se pueden hacer consultas

sobre tratados internacio­nales), lo que precisa una mayoría dedos tercios en el Parlamento. En resumen, se necesita la combinació­n de demasiados eventos (además de la victoria en las urnas). Sin tener en cuenta que según el derecho europeo no se puede abandonar el euro sin abandonar la UE, algo que tampoco Grillo quiere.

El peligro real

¿Qué pasa si gana el no? “Se transmitir­ía el mensaje de que Italia no está dispuesta a hacer reformas. El mercado lo interpreta­ría como la señal de que no tiene intención de cambiar”, opina Francesco Daveri. Lorenzo Codogno, economista de la London School of Economics, coincide.“En caso de rechazo a la reforma, se reforzará el sentido de impotencia del país y su escasa capacidad de salir de las arenas movedizas de la política”, advierte.

Es verdad que los bancos, que necesitan ser re capitaliza­dos, podrían quedarse con menos inversores dispuestos a financiarl­os. Pero no hay que olvidar que incluso en caso de victoria del sí, la incógnita bancaria permanece. “Los bancos

no tienen nada que ver con el referéndum. En sus carteras pueden tener títulos de deuda pública italiana, pero el BCE sabría como intervenir. Es verdad que la prima de riesgo ha subido, pero hay que tener en cuenta de que de todas formas vamos hacia una subida de tipos de interés”, señala Daveri.

¿Ysi gana el sí? “Si se considera la deuda pública, que supera el 130% del PIB, tampoco hay garantía de que vaya a bajar si Renzi se sale con la suya. Ahora mismo cada bebé que nace en Italia tiene una deuda de 37.000 euros”, recuerda Sileoni. Para los analistas de Morgan Stanley, “el problema de Italia no es el resultado del referéndum, sino su debilidad económica estructura­l. El potencial de crecimient­o es del 0,5% anual, uno de los más bajos de los países industrial­izados”.

¿Conclusión? “Así como no hay que sobrevalor­ar los efectos del no, tampoco hay que entusiasma­rse por la victoria del sí. Estamos ante un problema italiano, no europeo”, sintetiza Sileoni. En su opinión, si hay contagio en los países de la periferia del euro, “será limitado y de corto plazo. En Italia en todo caso se necesitan reformas económicas estructura­les para reducir el endeudamie­nto y crecer, porque si no lo que hacemos cada vez es volver al punto de partida”, subraya.

Por las mismas razones, Lorenzo Codogno también quita hierro a la cita electoral de hoy. “Quiero dejar clara una cosa: en Italia el sol continuará saliendo incluso después de una victoria del no. Ni habrá desastres, ni llevará a consecuenc­ias desastrosa­s en el país”, asegura.

Italia sí, Italia no. Al final, con Renzi osin él, la música mañanasegu­irá sonando como en la canción del principio. “Quanti problemi irrisolti. Ma un cuore grande cosí”. No necesita traducción.

Hoy el país, gracias al BCE, está en mejores condicione­s de aguantar el repunte del riesgo No hay exagerar el impacto del no, pero tampoco hay que magnificar la victoria del sí

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