La Vanguardia - Dinero

España es uno de los países de la UE con mayor nivel de digitaliza­ción

El vértigo digital en el que ha entrado la sociedad española obliga a las empresas a reaccionar para hacer frente a los nuevos modelos de negocio

- Enric Tintoré

España es uno de los países de Europa con mayor nivel de digitaliza­ción, gracias a la enorme difusión de los smartphone­s, según se pone de manifiesto en un estudio realizado por Accenture. Este hecho debería comporta r que el país estuviera ala cabeza en innovación y que creciera la productivi­dad pero no es así, al menos todavía, segúnse ha puesto de manifiesto en una nueva edición de los Encuentros en La Vanguardia para debatir so- bre cómo la economía digital está cambiando los negocios y sobre el papel de las empresas y los directivos como impulsores de la digitaliza­ción. Elreto, enestesent­ido, está integrar todo el proceso en la cadena de valor.

Para Juan Pedro Moreno, presidente de Accenture y anfitrión de los citados Encuentros en La Van

guardia, juntamente con Pere Guardiola, director general comercial de Grupo Godó, con la digitaliza­ción vivimos una revolución que tiene la misma envergadur­a que en su día tuvo la revolución industrial.

“El cambio es tan rápido que yo lo califico como de vértigo digital –afirma–. Todo va muy deprisa. A diferencia de antes, ahora, los consumidor­es, utilizando la tecnología, van por delante y eso exige mucho a las empresas”.

En la actual revolución digital, a su juicio, hay que intentar no confundir el proceso en el que estamos con el fin. “Hace falta que las empresas encuentren –afirma– cuál es el modelo de su negocio del futuro y con qué van a ganar dinero, algo que posiblemen­te será diferente con respecto al momento actual”. En los Encuentros en La Van

guardia participar­on Xavier Orriols, Chief Strategy and Transforma­tion Officer para Europa y África de Pepsico; Miguel Montes, director general de Banc Sabadell; Rosa Sanz, directora general de Personas y Recursos de Gas Natural Fenosa y Óscar Pallarols, director global de Innovación y Estrategia de producto de Cellnex Telecom.

“La sociedad –explica Juan Pedro Moreno– ha migrado hacia la economía de la experienci­a y hay que darle respuesta. Antes lo importante era el precio, luego la relación precio-calidad y ahora inauguramo­s la nueva era de la economía de la experienci­a que además exige, por ejemplo, tener una web ágil, un tiempo de entrega reducido, la amabilidad en el trato o la personaliz­ación del producto o servicio para satisfacer al consumidor”.

Otro factor importante es la convergenc­ia que se produce a medida que avanza la digitaliza­ción, ya que

Los clientes avanzan más rápido en la digitaliza­ción que las empresas y eso exige reaccionar

El cambio digital viene impuesto por la sociedad a través de la conexión con el móvil

El 80% de las decisiones de compra se han consultado antes a través de Internet

todas las industrias se solapan y unas pueden entrar en el terreno de las otras, apoyadas en esa economía de la experienci­a. “Si una empresa es capaz de ofrecer una buena experienci­a en un producto o servicio muy probableme­nte –señala– podrá prescribir también los productos de otro. Y ese es el dilema: prescribir o ser prescrito. Lo importante es quien tiene la relación con el consumidor. Eso es lo que cambia absolutame­nte todo”. Como ejemplo explica que en Estados Unidos hay hospitales privados que para obtener rentabilid­ad no venden sólo el acto médico sino que venden también el billete de avión, el alojamient­o para el enfermo y sus familiares mientras dura el tratamient­o o la financiaci­ón necesaria.

“Estamos en una era –dice- en la que sin escala se puede competir a escala, ya que una empresa pequeña tiene la misma dimensión, los mismos costes y la misma penetració­n que pueda tener una empresa grande. Competir a escala sin escala se ha convertido en un elemento muy disruptivo. En este escenario sin eficiencia y sin competitiv­idad no hay nada que hacer”. Para lograrlo propone dos palancas que pueden ayudar mucho. Una son los ecosistema­s de colaboraci­ón, ya que se evoluciona desde la mera prestación de servicios hacia la co creación, con la incorporac­ión de nexos de unión con start-up que se involucran en todos los procesos. La otra es que todos los trabajador­es puedan responder al nuevo modelo digital y para ello deben cambiar también las dinámicas de las empresas.

Óscar Pallarols afirma que la transforma­ción digital viene impuesta desde el consumidor, desde la sociedad, a través de la conexión al dispositiv­o móvil. Añade que el comité ejecutivo de la empresa, como prioridad, debe entender –en principio– qué impacto puede tener la digitaliza­ción en el negocio para prepararse de la forma más adecuada. “Ahoramismo–dice- no se trata tanto de liderar la ola sino de estar en la ola”. Para ello las empresas necesitan tener gente preparada que entiendan el proceso de digitaliza­ción y cambiar la clásica estructura de organizaci­ón vertical en un sistema colaborati­vo transversa­l.

“La transforma­ción afecta a todos los ámbitos de la empresa”, añade. Considera, en este sentido, que el modelo empresa-proveedor o empresa-cliente tradiciona­l ya no funciona. Los proveedore­s deben convertirs­e en socios, y los clientes han de estar más integrados y comprometi­dos. Aconseja prestar mucha atención al talento. “Hay que saber detectarlo y retenerlo”.

Xavier Orriols consider a que, pese a la rápida expansión de la economía digital, a día de hoy, todavía es minoritari­a enel volumen global de negocio, ya que las empresas de los sectores tradiciona­les dominan el mercado. Pero reconoce que el cambio de los consumidor­es, que son los primeros que se han digitaliza­do, afecta ya a todas las empresas y la parte digital, aún siendo minoritari­a, es la que más crece. “Manejar estas dos velocidade­s es complejo, sobre todo en materia de recursos humanos”, dice.

En cualquier caso, afirma Xavier Orriols, hay mucha movilidad y estamos en un proceso de prueba y error constante. Basta citar que en 2014 en Europa se crearon más de dos millones de empresas digitales, con un promedio de dos o tres empleados en cada una de ellas, y que hoy el 70% ya no existe.

“En realidad –afirma Rosa Sanzya no hay nada que no sea digital. Todo el mundo tiene acceso a todo tipo de dispositiv­os, especialme­nte móviles, a los que está conectado. La única estrategia posible de los diversos negocios debe ser adaptarse a este entorno.Los cambios serán mucho más rápidos a partir de ahora que en el pasado”. Estamos hablando –explica– de

big data, de multitud de datos que están en la nube, de dispositiv­os, del internet de las cosas, de que desde el móvil se puede comprar y hasta controlar la calefacció­n o el aire acondicion­ado de casa, de realidad aumentada que nos permite estar en conexión permanente con todos los trabajador­es de la empresa. “Cuando hablamos de digitaliza­ción no lo hacemos de tecnología­s -afirma– sino de personas utilizando dispositiv­os. Es un cambio cultural y social”.

“Lo que hemos de tener claro es que los clientes ya han realizado la transforma­ción digital –añade Rosa Sanz–. El 80% de las decisiones que toman ya las ha consultado antes en internet. Pero ademas quieren conectarse con las empresas a través de todos los canales, desdeel teléfono, la página web o presencial­mente y quiere que conservemo­s toda la informació­n que tenemos de él de una forma ágil y, además, quieren respuestas y resultados inmediatos de forma simple y sencilla”.

Otro reto importante, en su opinión, es que la gran informació­n de que se dispone con la digitaliza­ción debe trabajarse a fondo para traducirla a experienci­as concretas, buscar soluciones efectivas y nuevas formas de negocio”.

Miguel Montes afirma que el vértigo digital del que habla Juan Pedro Moreno abre muchas oportunida­des, ya que permite ampliar los límites del negocio. “La estructura tradiciona­l –destaca– se traslada hacia nuevos entornos más amplios y su actuación puede ser más importante y productiva. Lo que hay que tener presente es que el exceso de ruido que provoca la digitaliza­ción no desvirtúe la lista de prioridade­s ni los objetivos. Hay que tener claras la estrategia­s”.

Insiste Miguel Montes, como todos los participan­tes, en que la eficiencia que se gana con la digitaliza­ción no se traduce en mayor productivi­dad. “Se incrementa -dice-el volumen de transaccio­nes por cliente, pero no los ingresos, al menos en la misma proporción. Hay que identifica­r nuevos usos a esas nuevas capacidade­s, ver que reestructu­raciones hay que hacer y comose integra la digitaliza­ción para aumentar la cadena de valor”.

“Además -añade- el proceso de digitaliza­ción cambia la competenci­a. No quita ninguna y añade mucha más en la red. Esto obliga a cambiar. Queremos que la gente esté contenta con nuestros servicios y con nosotros. Tanto o más importante que la tradiciona­l cuota de mercado, es el número de usuarios que conseguimo­s, porque eso es lo que da la posibilida­d de prescribir y no ser prescrito. Nadie va a usar en el futuro mil aplicacion­es, utilizará tres o cuatro, y hay que lograr que utilice la tuya”. Considera, asimismo, que la presencia de la red física correlacio­na mucho con la virtual. “Las cosas cambian pero no todo”, sentencia Miguel Montes.

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ha mejorado los servicios pero no ha incrementa­do la productivi­dad y eso exige incorporar­lo a la cadena de
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DAVID AIROB El proceso de digitaliza­ción ha mejorado los servicios pero no ha incrementa­do la productivi­dad y eso exige incorporar­lo a la cadena de valor de las empresas
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En plena revolución La actual revolución digital es equiparabl­e a la revolución industrial que se vivió en su momento por su enorme impacto en la economía. En ese marco no se trata de preocupars­e en dónde se destruye empleo sino por el lugar en que se...
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Encuentros en ‘La Vanguardia’

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