BELLEZA SÓLO APTA PARA INICIADOS
Las piezas están hechas a mano por expertos artesanos y en un número limitado
En muy pocos años, desde su centro de operaciones en Londres, la diseñadora Hannah Martin se ha posicionado entre las marcas más interesantes de la joyería independiente. El gusto por los detalles, la calidad y el buen hacer ha marcado su trayectoria, que empezó en una de las grandes firmas de joyería de la Plaza Vendôme y que la ha llevado a defender la apuesta por objetos exquisitamente realizados, con integridad y para perdurar en el tiempo en las que el diseño se perfila como primordial seña de identidad, y como una reacción a la época de consumo desaforado en la que vivimos.
Las piezas están realizadas a mano por expertos artesanos, en un número limitado y con un decidido cariz escultural –algo que está en sus orígenes, ya que ella quería ser escultora–, y que se traduce en un estilo muy gráfico de estructuras geométricas complejas tras su aparente simplicidad. AHannah Martin le gusta trabajar de un modo narrativo, crear un personaje o una historia alrededor de la cual montar una colección, inspirándose en películas, libros o cualquier cosa que la rodee. Eso sí, casi siempre con temáticas relacionadas con la tentación de lo salvaje, al límite de las convenciones, explorando lo prohibido, en una constante búsqueda que la lleva por caminos arriesgados donde el peligro se vislumbra como un aliciente.
La última de estas colecciones, titulada Somebody’s Sins (Los pecados de alguien), insiste en esa especie de lujo un poco subversivo que atrae a una clientela joven, rebelde y amante de esa estética oscura y rockera (muchas estrellas del rock entre sus fans) que ella deja entrever con gran sutileza. La colección se inspira en el trabajo del poco conocido artista Pierre Molinier, admirado por André Breton y adalid de un arte andrógino que muchos calificaron de escandaloso. Yhabla de las contradicciones y la tensión creada entre libertad y restricción, dominación e individualismo, posesión y libertad de expresión. El diseño de las piezas habla de esa tensión entre contrarios, aunque a veces se expresen en dos partes simétricas, y contrapone las formas voluptuosas y suaves, con líneas crispadas y aristadas. Un frágil equilibrio que atrae por su rotundo desenlace que esconde un cierto misterio y secretismo, y también por un tipo de belleza que parece sólo apta para iniciados, casi como si uno perteneciera a un exclusivo club.