La Vanguardia - Dinero

Poder italiano

Draghi, Enria y Buti mandan en Europa

- Piergiorgi­o M. Sandri

No, no han venido los hombres de negro a Italia. Pese a que los bancos italianos acumulan en sus balances cerca de 365.000 millones de euros en créditos morosos, el país no ha pedido el rescate del sector a Europa, tal como lo hizo España en su momento.

Italia no se vio forzada u obligada a pedir ayuda. Y no sólo porque sus finanzas son más saneadas de las que llegaron a ser las españolas (el déficit está por debajo del 3% del PIB), sino porque para salvar el Monte dei Paschi di Siena (MPS), el tercer grupo bancario del país, ha puesto directamen­te dinero de su bolsillo. Un rescate con dinero público, una nacionaliz­ación en plena regla que además pretende salvar a los pequeños ahorradore­s, sin que tengan que pagar por ello (¿se acuerdan de las preferente­s de Bankia?), mediante un sistema de conversión. Una medida necesaria, que en Italia el 80% de la deuda junior (o subordinad­a) está en mano de inversores minoristas.

¿Pero esto no iba en contra de las reglas europeas sobre la libre competenci­a en Europa?

Sí y no. En todo caso, Italia cree que no. Yhará lo posible para convencer a Bruselas (y al Bundesbank) de ello. A diferencia de España, tiene hombres de peso en las institucio­nes que cuentan.

Valgan por ejemplo las palabras de Andrea Ernia, director de la EBA, la Autoridad Bancaria Europea, cuando se le preguntó sobre la viabilidad del Monte dei Paschi: “Si las ayudas de Estado pueden ser parte de la solución, que se haga uso de ellas”. Y así se hizo.

La nueva directiva europea en la materia (que se redactó después del rescate a España) estima que la intervenci­ón pública de un banco es posible si la recapitali­zación es “preventiva”, es decir no se hace para cubrir pérdidas futuras y si, de esta manera, se evita poner en riesgo “la estabilida­d financiera” de un país miembro. Se da el caso que los test de la EBA este año pusieron en evidencia la fragilidad de la banca toscana y eso representa el punto de partida para defender el peligro de un “riesgo sistémico”.

“El Monte Paschi es el tercer grupo bancario italiano. Es una entidad grande, en un país donde los ciudadanos no destacan por tener una educación financiera. Dejar caer al MPS podría causar un efecto en cadena, en el que los clientes pondrían en duda la estabilida­d de otras entidades”, explica Silvia Merler, investigad­ora del Bruegel Institute. En todo caso, –añade– se ha perdido tiempo. Desde finales de septiembre hasta el 13 diciembre se han cerrado cuentas corrientes por valor de 6.000 millones.

Los titulares de bonos subordinad­os en teoría sí que deberían asumir parte de las pérdidas sufridas por el banco. Pero una vez más, Italia confía en su capacidad negociador­a e influencia en las altas esferas de Bruselas. La tesis –avalada por la EBA– es que si estos productos financiero­s se vendieron de forma engañosa a personas que estaba en condicione­s de valorar los riesgos, hay que tutelar a los ahorradore­s (con una conversión en acciones con recompra posterior del Estado).

Un argumento rocamboles­co. Pero Italia es el país de Arlequín, que no viste de negro, sino de colores.

Italia debe demostrar que hubo venta engañosa de bonos del banco a los inversores

Entre septiembre y el 13 de diciembre se cerraron cuentas por 6.000 millones

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ALESSIA PIERDOMENI­CO / BLOOMBERG

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