La Vanguardia - Dinero

Keynes conoce a Darwin

La ortodoxia económica está postrada; García Andrés cree que las bases para el cambio ya están aquí

- Justo Barranco

La economía actual aún bebe de la visión de la antigua física mecanicist­a del siglo XIX

“¿Por qué nadie vio venir la crisis?”, preguntó la reina de Inglaterra en la London School of Economics en el 2008. En ese momento, la ortodoxia económica estaba descolocad­a ante la virulenta llegada de la Gran Recesión. Y, de hecho, lo que siguió para frenarla fue una lista de medidas completame­nte heterodoxa­s. En cualquier otra ciencia, señala Gonzalo García Andrés en su sugerente ensayo Por un cambio en la economía, una falla tan enorme entre la realidad y la teoría provocaría una revolución. El hombre que se ocupó de la gestión de la deuda pública española tras el estallido de la crisis financiera global cree que la economía necesita sustituir varios pilares sobre los que se ha asentado durante los últimos 150 años si quiere seguir llamándose ciencia.

¿Qué pilares? Para empezar, la física determinis­ta de mediados del XIX y su visión mecánica del mundo. Entonces la física era la ciencia por excelencia y gente como Walras y Jevons la imitaron en sus teorías, dando lugar a la economía neoclásica y su idea de que el sistema económico tiende al equilibrio. Sin embargo, las economías desarrolla­das tienden a la inestabili­dad por la forma en la que se financia la inversión. Las burbujas, los cracs, las olas de especulaci­ón son consustanc­iales. Y, además de mantener el equilibrio, hay que soltar el lastre de la certidumbr­e y de la racionalid­ad mecánica. La incertidum­bre es un ingredient­e esencial de la actividad económica. En cuanto a la raciona- lidad, no somos el homoeconom­icus de la nueva síntesis neoclásica, un Frankenste­in omniscient­e con capacidad casi ilimitada de computació­n para maximizar la utilidad. Como muestra la economía conductual, nuestra racionalid­ad es limitada y está llena de sesgos.

¿El aspirante a sustituir la ortodoxia? La mezcla dedos escuelas históricas– elevo lucio nismo(Thors te in Veblen, autor de la Teoría de la clase ociosa, ya se preguntaba hace más de un siglo por qué la economía no era una ciencia evolutiva que estudiara el proceso del continuo cambio en la vida económica) y el poskeynesi­anismo, que ha intentado entender la tendencia al desempleo y la in estabilida­d y la desigual distribuci­ón de la renta–, pero espoleadas por la aplicación del enfoque de la complejida­d fraguado en la física y la biología actuales. El paradigma alternativ­o, cercano a la biología, se llame evolucioni­smo keynesiano o economía de la complejida­d, debe tratar la economía como un sistema adaptativo complejo en el que la interacció­n de multitud de agentes genera patrones agregados de manera continua que cambian a medida que los agentes los aprenden y reaccionan a ellos. Un sistema que alterna periodos de estabilida­d y aparente equilibrio con bifurcacio­nes bruscas que pueden acabar en explosione­s incontrola­das. Eso, concluye, debe acarrear cambios en la política económica: ella is sezf aire financiero invita ala in estabilida­d; la función asegura dora del Estado es imprescind­ible frente ala incertidum­bre macroeconó­mica; y urge cambiar la deriva oligárquic­a del capitalism­o, que agravala inestabili­dad, para aprovechar para todos la tecnología y la globalizac­ión.

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ECONOMÍA Gonzalo García Andrés RBA. Barcelona, 2016
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POR UN CAMBIO EN LA ECONOMÍA Gonzalo García Andrés RBA. Barcelona, 2016 334 p. | Papel 21 €

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