El galerismo, a debate
Las galerías suponen aproximadamente la mitad del mercado internacional del arte y son un eslabón importante en la promoción de los artistas. Pero su modelo de negocio no ha variado en los últimos doscientos años. Cuando uno lee las memorias de Duveen, Vollard o Kahnweiler, se da cuenta de lo poco que ha evolucionado su modus operandi y de los cambios que les traerá el siglo XXI. Las galerías digitales todavía no han entrado con fuerza, por lo que los grandes debates de la profesión se centran en el modelo de galería física.
¿Cómo están evolucionando estas galerías? Simplificando, lo están haciendo por dos vías muy divergentes. Como apunta el coleccionista belga Alain Servais, unas avanzan en la línea de la industria del lujo, con su estandarización y sus estrate- gias de marca, y donde se prioriza a los coleccionistas. No están tan interesadas en representar a los artistas como en la venta de sus obras. De aquí que la galería física sea tan importante. Las otras priorizan la promoción de los artistas y el arte, dirigiéndose a un target de coleccionistas más pequeño pero más informado. Para estas, los costes de las ferias o los inmobiliarios son especialmente dolorosos, sobre todo si se celebran en capitales artísticas.
El primer modelo vive la agonía del crecimiento, las expansiones geográficas, los multiespacios y sufre especialmente los problemas que comporta la globalización. En el segundo, la problemática viene por tener que buscar nuevos modelos de exhibición y promoción y, sobre todo, por cómo monetizarlos.
En Barcelona se inaugura mañana la quinta edición de Talking Galleries, el primer y único simposio en el mundo sobre galerismo, donde, bajo el título Consolidando las estrategias de las galerías, se tratarán temas como este y se reflexionará sobre cuáles son los grandes debates de la profesión.
Las galerías suponen la mitad del mercado internacional del arte