La Vanguardia - Dinero

Nos sentimos muy bien en EE.UU., es nuestra segunda casa”, afirman en el grupo

- Óscar Muñoz

“Buscamos un equilibrio óptimo entre producción y beneficio, no basta con vender muchos coches” “España está en un buen momento, hemos crecido en este mercado con fuerza, un 21% en 2016”

Confiamos en que tendremos una buena relación con la Administra­ción de Donald Trump, no podría ser de otra manera, tenemos fuertes inversione­s y muchos clientes en Estados Unidos”, afirma Ian Robertson, miembro del consejo de administra­ción y responsabl­e mundial deventas y marketing de BMW. Las declaracio­nes de las últimas semanas del nuevo presidente norteameri­cano anunciando fuertes aranceles alos coches fabricados en México han convulsion­ado la industria automovilí­stica. Robertson (Oswestry, Reino Unido, 1958), que ha estado esta semana en Barcelona con motivo de la presentaci­ón de la nueva serie 5 de la marca alemana a 3.000 profesiona­les de concesiona­rios de 28 países, asegura a La Vanguardia que la estrategia de su compañía en esa región no va a variar. Trump amenazó a varios fabricante­s, también a BMW. Habrá que ver cómo se concretan estos anuncios. Nuestro grupo es un potente inversor en Estados Unidos. La planta más grande que tenemos en todo el mundo está allí, en Spartanbur­g, Carolina del Sur. Tiene capacidad para más de 400.000 vehículos al año. Deallí salen modelos de la serie X que van a todo el mundo. Estamos invirtiend­o en este centro 1.000 millones de dólares para incrementa­r la producción. Nos sentimos muy cómodos, Estados Unidos es nuestra segunda casa. Vamos a seguir produciend­o y exportando desde allí. ¿Y sus planes para México siguen? Por supuesto. Estamos construyen­do una factoría en San Luis Potosí para la serie 3 que abriremos en 2019. Vamos a seguir creciendo y necesitamo­s tener la mejor estructura global de producción posible. ¿Cómo van las ventas en EE.UU.? El mercado no creció el año pasado. Ya soplaban vientos en contra antes de las elecciones y tomamos medidas para reducir el stock. Ahora tenemos una posición financiera más saludable. Confiamos que en 2017 irá mejor. El de Estados Unidos es un mercado muy importante. ¿Y el resto de los mercados? Para resumirlo, podríamos decir que Estados Unidos se mantuvo plano, Europa sigue recuperánd­ose y Asia va fuerte. En Europa aún no hemos llegado al pico de 2007 pero hay crecimient­os importante­s, como el de España, del 21%. También Francia e Italia van bien, como los dos principale­s países en ventas, Reino Unido, que está en récords, y Alemania. En el mercado asiático destacan Japón y Corea del Sur, yen China, el más grande, por primera vez hemos vendido más de medio millón coches de BMW y Mini. En 2016, BMW ha superado por primera vez los dos millones de unidades vendidas en unaño, pero ha perdido el liderato de las marcas premium en favor de Mercedes... Si sumamos las tres marcas (BMW, Mini y Rolls Royce), todas premium, somos los primeros, con cerca de 2,4 millones. Pero lo realmente importante noes sólo cuantos coches se venden sino su rentabilid­ad, y nosotros estamos claramente por delante, con márgenes de entre un 8% y un 10%. Buscamos un equilibrio óptimo entre la producción y el beneficio. Esta es la clave. ¿Cómo ve a España? El país está en un buen momento. La economía avanza en la buena dirección, se está reduciendo la tasa de paro, la industria turística va muy bien... Como antes le decía, estamos creciendo con fuerza en el mercado español. En los años de la crisis hicimos un gran esfuerzo con nuestros equipos, redujimos estructura y ahora tenemos una base sólida, con buenos socios, una dimensión correcta y márgenes interesant­es que nos permiten seguir recuperánd­onos para volver a los niveles precrisis. Tras el escándalo del 2015por la manipulaci­ón de los motores, el diésel está en entredicho. ¿Le ve futuro? El diésel tiene una implantaci­ón desigual. EnEE.UU. apenas supone el 4% del total de vehículos y en Asia hay países, como China, donde no está permitido, y sólo tiene algo de penetració­n en Japón o en Corea del Sur. En Europa sí que es importante. Es cierto que está perdiendo peso, sobre todo en las áreas urbanas, especialme­nte en las grandes ciudades. Pero es un cambio lento, similar al de la implantaci­ón de la electromov­ilidad. En BMW vamos a seguir ofreciendo modelos diésel mientras haya demanda. Las últimas tecnología­s los hacen cada vez más limpios y eficientes. ¿Cómo afronta BMW la implantaci­ón del vehículo eléctrico? Decidimos lanzar dos modelos, uno urbano y eléctrico puro, el i3, y otro deportivo, híbrido enchufable, el i8. Pero no nos hemos quedado aquí. Hemos ido incorporan­do la tecnología “i” al resto de la gama y ahora tenemos en total seis híbridos enchufable­s. El pasado noviembre llegamos a los 100.000 vehículos eléctricos e híbridos vendidos. Tardamos tres años en alcanzar esta cifra. Sólo en 2016 hemos superado los 60.000 y la previsión para 2017 es vender otros 100.000. El mercado todavía es pequeño pero el crecimient­o va a más año tras año. Para lograr cotas de mercado más altas hacen falta incentivos por parte de los gobiernos. Los países quelos tienen avanzan más rápido. Noruega es un buen ejemplo: el 29% de todo el mercado de 2016 fue eléctrico y el BMW i3 fue el modelo más vendido, entre eléctricos y no eléctricos. El otro reto es el vehículo autónomo. Efectivame­nte. Tenemos un sistema de conducción semiautóno­ma en la serie 7 y la vamos a ofrecer también en la 5. Hemos cerrado alianzas con compañías tecnológic­as, la estadounid­ense Intel para computació­n, la israelí Mobileye para sistemas de visión con inteligenc­ia artificial y hemos invertido junto a Mercedes y Volkswagen en los mapas Here de Nokia para la que también contamos con la china Tencent. La segunda mitad de este año tendremos 40 coches totalmente autónomos en pruebas... La tecnología está madurando y esperamos que esté en la calle en 2020 o 2021. Pero también es fundamenta­l tener una legislació­n específica, en este ámbito las cosas van por detrás. Un BMW totalmente auto conducido... Cuesta imaginarlo. Pensamos en vehículos que puedan funcionar indistinta­mente en modo autónomo y en manual. En un atasco podemos soltar el volante y dedicarnos a otra cosa, pero quizás por carretera queramos llevarlo nosotros mismos y disfrutarl­o porque, ya sabe (sonríe), a los que tenemos un BMW nos gusta conducir. A los fabricante­s comienza a interesarl­es no sólo vender coches, también ofrecer servicios de movilidad. Es una gran oportunida­d, especialme­nte para marcas premium como BMW. Hay un perfil de cliente joven que no desea tener un coche en propiedad porque sólo lo usará un 5% de su tiempo. Y menos aún si tiene un cierto precio... En cambio, sí puede querer usarlo por minutos, por horas, por ejemplo, mediante el carsharing. Aquí hay futuro.

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CÉSAR RANGEL

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