La Vanguardia - Dinero

Dos corrientes acerca de la inversión en 5G

La quinta generación de telefonía móvil inspira la promesa de negocios multimillo­narios

- Norberto Gallego

Menos de un mes, veintiocho días faltan para que en la Fira de Barcelona se abra el Mobile World Congress 2017, y no está de más recordar que, pese a lo que el nombre pueda sugerir, no es ni ha sido nunca una feria de gadgets. Los habrá, cómo no, pero el MWCes un evento empresaria­l, un punto de encuentro entre los actores de un mercado global; los usuarios son la referencia en cuyo nombre se diseñan las estrategia­s. Un asunto dominante, de capital importanci­a económica, será el próximo advenimien­to de la quinta generación detelefoní­a móvil, o5G. Todovasegú­n lo previsto, la estandariz­ación progresa adecuadame­nte para que los primeros despliegue­s estén a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio del 2020. Si esto es así, ¿de qué se hablará en Barcelona? Dedinero. La sigla 5Ginspira la promesa de negocios multimillo­narios y exigencias de inversión correlativ­a.

Acaba de publicarse un estudio de la consultora internacio­nal IHS, The5Gecono­my: how5Gtechn­ology will con tribute totheg lo bale conomy. Llega ala previsión deque la cadena de valor que se mueve entorno a esta tecnología generará en el 2035 [que ya es prever] un producto bruto de 3,5 billones de dólares y soportará 22 millones de empleos en todo el mundo. Comoquiera que el 2035 queda lejos, IHS acerca el foco y apunta que entre el 2020 y el 2035 su contribuci­ón al PIB global será equivalent­e al tamaño actual de la economía de India, que es la séptima del ranking.

Para que tal pronóstico se cumpla, ¿de cuánto deberían ser las inversione­s?, ¿a qué ritmo?, ¿cómo se financiará­n?, ¿habría que empezar ya o apurar los plazos?, ¿cuánto se puedeprolo­ngarla vida dela tecnología vigente?, ¿qué nuevos servicios son prioritari­os?, ¿tendrán usuarios dispuestos a pagar por ellos?, ¿serán explotados por los operadores de hoy o aparecerán otros de nuevo cuño?, ¿serán útiles los criterios actuales deregulaci­ón?

Cada pregunta tiene múltiples respuestas, pero básicament­e es posible distinguir dos campos, con nombres y apellidos. Por un lado, la industria proveedora de infraestru­cturas de red, agobiada, quisiera que los operadores aceleren su ciclo de inversione­s en el 5G. Por otro, estos operadores –cuyas finanzas tampoco son boyantes– no se niegan, pero acompasan sus desembolso­s a los retornos de la inversión. Contrazo grueso, estas son las grandes líneas que aflorarán en el MWC. Desde luego, poco glamour para un adicto a los móviles.

“La evolución del 4G al 5G es una enorme oportunida­d, pero como todo cambio tecnológic­o implica riesgos –arranca Joaquín Mata, director de Operacione­s y Red de Telefónica en España– y está demostrado que las prisas son malas consejeras; el que se salta los procesos probableme­nte se llevará un disgusto. El 5G llegará cuando correspond­a, no más tarde pero tampoco antes. ¡Cómo no vamos a apostar por el 5G!, pero las fichas se verán en la mesa cuando toque jugar”.

¿Cuándo será eso? “Dependerá de muchos factores y de varias perspectiv­as. Un primer requisito, válido para todo el mundo, es que las tecnología­s que conforman el 5 G estén debidament­e estandariz­adas, y de esto hay organismos que se ocupan. Otro, en el que creo coincidire­mos todos, es que la industria tenga propuestas de infraestru­ctura y terminales acordes con los estándares. Su pregunta no debería ser cuándo, sino para qué”.

Al cronista, francament­e, la frase le suena a crítica implícita a los medios, a la trivialida­d de la informació­n tecnológic­a. Se simplifica cuando se supone que después del 4G vendrá el 5G. No es así; entre ambas siglas hay un ancho mundo, mucho más que una progresión de velocidad, como suele creerse.

En pocos años, la telefonía móvil ha progresado desde una plataforma de comunicaci­ón de voz entre personas (3G) a otra que privilegia el tráfico de datos (4G), pero convive con la anterior en distintas bandas de frecuencia. La próxima etapa (5G) exigirá multiplica­r los puntos de conexión, añadir ubicuidad, mejorar la propagació­n de la señal, recortar los tiempos de respuesta y adaptarse ausosque, enalgunosc­asos, sólo se imaginan.

Mata pretende ser preciso :“Ningún operador, y desde luego no es el caso deTelefóni­ca, puederesis­tirse ala evolución desured; si lo hiciera, perdería su lugar en el mercado. Pero hay dos circunstan­cias que ha de considerar: que la demanda potencial justifique la inversión, y suscite un modelo de negocio viable”. Traza en una pizarra cómo ve Telefónica la transición entre el 4Gy el 5G, pasando por el 4,5G. “La red 4G de Telefónica tiene mucho recorrido por delante; seguimos implantand­o tecnología­s para extender y mejorar los servicios, para que la experienci­a de los usuarios dé un salto. El dilema entre el 4G y el 5G no existe: trabajamos junto a los suministra­dores, y con seguridad habrá cosas que anunciar en Barcelona”.

La contribuci­ón al PIB global del 5G equivaldrá al actual PIB de la India, entre los años 2020 y 2035

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