Máximos, pese a los riesgos
Desde la elección de Trump hace casi tres meses la subida de las bolsas ha sido continua, con nuevos máximos en los índices estadounidenses. El motivo del optimismo de los mercados es la expectativa de la llamada
reflación de la economía. Se entiende por reflación un aumento simultáneo del crecimiento económico y de la inflación, impulsadas por las políticas anunciadas por Trump: principalmente una fuerte bajada de impuestos y un ambicioso plan de inversión en infraestructuras. Supuestamente, la aceleración del crecimiento generado por dichas medidas impulsaría los beneficios de las empresas cotizadas y, simultáneamente, la subida de los tipos de interés incentivaría el trasvase de dinero desde los bonos a las acciones.
Este optimismo bursátil contrasta con los numerosos riesgos e incertidumbre en el horizonte que de momento los inversores sitúan en un segundo plano. La autoexclusión de EE.UU. del TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), el anuncio de la imposición unilateral de aranceles a un socio comercial como México y el lema “compra americano, fabrica en América”, son malas noticias para las grandes empresas. Las trabas al comercio mundial son una mala noticia para el crecimiento y para las grandes empresas cotizadas. La aprobación y aplicación de las medidas anunciadas de bajadas de impuestos y gastos en infraestructuras son una incógnita a día de hoy. Requieren su aprobación por las cámaras y tendrán un impacto significativo en el déficit público. Adicionalmente, el endurecimiento de la actuación de la Reserva Federal subiendo tipos de interés antes y en mayor cuantía de lo esperado es una amenaza real.
De momento, los riesgos e incertidumbres se ignoran. La pregunta es por cuánto tiempo.