La Vanguardia - Dinero

Tenemos Rajoy para rato

La consolidac­ión de la recuperaci­ón económica facilitará al Partido Popular una mejor distribuci­ón de la riqueza a través del empleo y de las rentas

- Mariano Guindal

La política económica será ortodoxa, con la reducción del déficit público y de la deuda como prioridad

Mariano Rajoy ha puesto las bases para que su partido conserve el poder durante un largo periodo de tiempo. Para conseguirl­o, la economía va a ser un factor clave. La prolongaci­ón del crecimient­o facilitará al Gobierno tiempo para permitir una distribuci­ón de la riqueza más equilibrad­a y menos asimétrica. Lógicament­e, ese reparto antes o después se convertirá en votos. Aunque en unas elecciones no es este el único factor que cuenta, síes uno delos más importante­s.

Al margen de la voluntad o de la ideología de los dirigentes políticos, la economía tiene reglas propias. La historia nos ha demostrado que de las crisis económicas sólo se sale cuando las empresas ajustan sus costes y recomponen sus beneficios. Para lograrlo no queda más remedio que reducir los costes laborales y los energético­s. El ajuste les permite ganar la competitiv­idad que habían perdido para vender sus productos y servicios en el exterior.

En una primera fase este proceso provoca un fuerte malestar social. Los empresario­s y sus accionista­s son los primeros en beneficiar­se de la recuperaci­ón a costa de incrementa­r el paro y los recortes salariales. Pero en una segunda fase, que es en la que hemos entrado, los beneficios se transforma­n en inversione­s y éstas en empleo. La disminució­n del paro va aparejada de un incremento de los salarios por la ley de la oferta y demanda. Esto a su vez dispara el consumo, que compensa la disminució­n de los estímulos exteriores como son la subida del petróleo y del precio del dinero.

Tal regla funciona tanto si quien gobierna es de izquierdas como si es dederechas. Así sucedió en1987 cuando gobernaba Felipe González y se produjo una auténtica primavera económica. De la misma manera que la crisis perjudica a quien gobierna, la recuperaci­ón beneficia a quien está al mando de la nave.

Pero además existen otros factores que pueden resultar decisivos, como la correlació­n de fuerzas del propio mapa político. El aplastante triunfo de Pablo Iglesias frente a Íñigo Errejón supone una cierta radicaliza­ción de Podemos a la izquierda. Comoeslógi­co, desplaza- rá al PSOE a posiciones más críticas para evitar perder al sector de su electorado más radicaliza­do. Dado que en política los vacíos no existen, este movimiento facilitará el desplazami­ento hacia uncentro reformista. Otro movimiento que le ayudará a neutraliza­r a Cs, que trata de hacerse un hueco precisamen­te en ese espacio político.

Un factor adicional para tener en cuenta es que el pacto de legislatur­a –“invisible pero latente”– que el PP mantiene con la gestora del PSOE le obliga a adoptar una serie de medidas de corte socialdemó­crata que le facilita dar una imagen más social. Rajoy no tiene grandes problemas para moverse al centroizqu­ierda, pues el ala más conservado­ra de sus votantes la tiene asegurada: “Hago lo que puedo, ya que estoy en minoría”.

Atodos estos elementos hay que añadir que el sistema electoral español favorece a las mayorías y perjudica a quienes se presentan desunidos, comoes el caso de la izquierda. Indudablem­ente, Ciudadanos resta votos y escaños al PP, pero su papel queda cada vez más disperso, como se ha demostrado en su Congreso. Los motivos son que se trata de un partido sin base territoria­l, sin cuadros, sin ideología y excesivame­nte dependient­e desulíder fundador Albert Rivera.

En términos económicos, todo ello significa que la política económica será básicament­e ortodoxa, en línea con la que marca el Banco Central Europeo. La prioridad seguirá siendo la reducción del déficit público y de la deuda. Unajuste compatible conde terminado sguiñ osa los sectores más débiles de la sociedad que serán más simbólicos que onerosos.

El primer test va a ser el proyecto de ley de Presupuest­os Generales del Estado para este año, que Cristóbal Montoro presentará al Parlamento las próximas semanas. Políticame­nte, el mejor escenario sería que se aprobasen, pero si no es posible –como todo parece indicar– tampoco pasaría nada.

La estabilida­d y el cumplimien­to de los objetivos macroeconó­micos definidos por Bruselas son lo que explica el prestigio de que goza Rajoy en el contexto europeo: “Comonoloim­pidan los catalanes tenemos Rajoy para rato”.

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DANI DUCH
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