La posverdad y el consumidor
Cada vez se habla más de la posverdad, la situación en que las emociones y creencias personales adquieren más importancia que los hechos. Fantástico. Estamos descubriendo la sopa de ajo.
La posverdad es un concepto que en los años ochenta ya desarrollaron los especialistas de la publicidad a través del concepto de posicionamiento. Al Ries y Kack Trout escribieron un revolucionario libro titulado Positioning: the
battle for your mind. Una de sus principales ideas era que lo importante no era si tu producto era técnicamente superior al de tu competencia. Lo relevante era si los consumidores lo veían así. El posicionamiento de una marca era una batalla que se libra en la mente de los consumidores y no en el folleto de descripciones técnicas. Así, había marcas que lograban posicionarse como las mejores cuando, con los datos en la mano, no lo eran. Yganaban la batalla de las ventas.
Este pensamiento dio lugar a décadas donde los anunciantes decidieron que, en lugar de argumentos racionales, la publicidad trabajaría sobre creencias, sobre atributos emocionales. En otras palabras, la publicidad sería un motor de posverdades comerciales. Duró lo que duró. Entre otras cosas porque la gente no es tonta. La engañas una vez, pero no dos. Yel resultado fue que marketing, lamentablemente, se convirtió en sinónimo de mentira en el lenguaje popular. La frase: “esta persona es puro marketing” ha quedado ya para el refranero español. Ha costado un par de décadas desmontar este mito, y ha sido precisamente gracias a las redes sociales, a la voz de los consumidores. Las marcas han confiado en que la gente desenmascararía a los impostores y elogiaría las marcas, productos, restaurantes, hoteles, destinos turísticos... que valen la pena. Yhan optado por darles la voz. Se llama la inteligencia de las masas y sirve para desvelar mentiras y corroborar verdades.
Por eso no entiendo cuando se dice que la posverdad es un resultado de las redes sociales. La posverdad es un resultado de la falta de credibilidad en las instituciones, en la redistribución de la renta, en la justicia social, en la ecología y en la política. Cuando los mecanismos básicos en que se ancla el Estado de bienestar se tambalean se deja la puerta abierta a los fundamentalismos, la ideología única, los extremismos y los nacionalismos. La posverdad no es una batalla que se esté librando en las redes sociales. Se está librando en las instituciones democráticas, en la Unión Europea, el BCE, el Banco de España, el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados.
Los ciudadanos volverán a abrazar la verdad en cuando conozcan los hechos, la triste realidad que trae cualquier tipo de extremismo. Pero son las instituciones las que, como las marcas no hicieron en su día, deben evitar que hayamos de pasar por el calvario de los fundamentalismos. La posverdad es un eufemismo. Significa
mentira. O, más bien, posverdad es el legitimador de los embaucadores.
Mentira La posverdad es resultado de la falta de credibilidad en la redistribución de la renta, en la justicia social, en la ecología y en la política