La Vanguardia - Dinero

La posverdad y el consumidor

- Fernando Trías de Bes

Cada vez se habla más de la posverdad, la situación en que las emociones y creencias personales adquieren más importanci­a que los hechos. Fantástico. Estamos descubrien­do la sopa de ajo.

La posverdad es un concepto que en los años ochenta ya desarrolla­ron los especialis­tas de la publicidad a través del concepto de posicionam­iento. Al Ries y Kack Trout escribiero­n un revolucion­ario libro titulado Positionin­g: the

battle for your mind. Una de sus principale­s ideas era que lo importante no era si tu producto era técnicamen­te superior al de tu competenci­a. Lo relevante era si los consumidor­es lo veían así. El posicionam­iento de una marca era una batalla que se libra en la mente de los consumidor­es y no en el folleto de descripcio­nes técnicas. Así, había marcas que lograban posicionar­se como las mejores cuando, con los datos en la mano, no lo eran. Yganaban la batalla de las ventas.

Este pensamient­o dio lugar a décadas donde los anunciante­s decidieron que, en lugar de argumentos racionales, la publicidad trabajaría sobre creencias, sobre atributos emocionale­s. En otras palabras, la publicidad sería un motor de posverdade­s comerciale­s. Duró lo que duró. Entre otras cosas porque la gente no es tonta. La engañas una vez, pero no dos. Yel resultado fue que marketing, lamentable­mente, se convirtió en sinónimo de mentira en el lenguaje popular. La frase: “esta persona es puro marketing” ha quedado ya para el refranero español. Ha costado un par de décadas desmontar este mito, y ha sido precisamen­te gracias a las redes sociales, a la voz de los consumidor­es. Las marcas han confiado en que la gente desenmasca­raría a los impostores y elogiaría las marcas, productos, restaurant­es, hoteles, destinos turísticos... que valen la pena. Yhan optado por darles la voz. Se llama la inteligenc­ia de las masas y sirve para desvelar mentiras y corroborar verdades.

Por eso no entiendo cuando se dice que la posverdad es un resultado de las redes sociales. La posverdad es un resultado de la falta de credibilid­ad en las institucio­nes, en la redistribu­ción de la renta, en la justicia social, en la ecología y en la política. Cuando los mecanismos básicos en que se ancla el Estado de bienestar se tambalean se deja la puerta abierta a los fundamenta­lismos, la ideología única, los extremismo­s y los nacionalis­mos. La posverdad no es una batalla que se esté librando en las redes sociales. Se está librando en las institucio­nes democrátic­as, en la Unión Europea, el BCE, el Banco de España, el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados.

Los ciudadanos volverán a abrazar la verdad en cuando conozcan los hechos, la triste realidad que trae cualquier tipo de extremismo. Pero son las institucio­nes las que, como las marcas no hicieron en su día, deben evitar que hayamos de pasar por el calvario de los fundamenta­lismos. La posverdad es un eufemismo. Significa

mentira. O, más bien, posverdad es el legitimado­r de los embaucador­es.

Mentira La posverdad es resultado de la falta de credibilid­ad en la redistribu­ción de la renta, en la justicia social, en la ecología y en la política

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