Razones para la prudencia
La evolución de las bolsas, en especial las estadounidenses, muestra que existen motivos para el optimismo: el crecimiento mundial se acelerará tanto este año como el próximo; los resultados empresariales tanto en Europa como en Estados Unidos se espera que crezcan a tasas de dos dígitos; los bancos centrales, con la excepción de la Reserva Federal estadounidense, seguirán manteniendo los tipos de interés en niveles ínfimos o incluso negativos durante tiempo; las operaciones de fusiones y adquisiciones se están incrementando en número y en volumen. Adicionalmente, algunas de las medidas anunciadas por el presidente Trump, principalmente la reforma fiscal y la bajada de impuestos, todavía no concretada, favorece la subida de las cotizaciones, al menos en el corto plazo.
Cuando las bolsas suben, los inversores parecen fijarse sólo en los aspectos positivos, que afortunadamente existen. Sin embargo, sería temerario no ser conscientes de los numerosos riesgos existentes en la actualidad: la evolución reciente de las bolsas, con subidas del 13% de los índices mundiales desde la elección de Trump; la excesiva anticipación en las cotizaciones de las medidas que teóricamente pondrá en marcha la nueva Administración estadounidense para reactivar la economía; el peligro de implantación de medidas proteccionistas; el peligro de un repunte de la inflación, principalmente en Estados Unidos; una mayor agresividad en las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal. Sin olvidar los riesgos geopolíticos emergentes y el riesgo de algún resultado adverso al proyecto del euro en las numerosas citas electorales europeas.
Existen razones para el optimismo, pero motivos para la prudencia no faltan, aunque parezcan ignorarse.