La Vanguardia - Dinero

La ropa lava su conscienci­a

Inditex impulsa una investigac­ión con el MIT sobre el reciclaje y colabora en el desarrollo de nuevos tejidos

- Mar Galtés

La austríaca Lenzing ha lanzado al mercado una fibra textil a base de telas recicladas y madera sostenible

Se calcula que la población mundial compra 80.000 millones de piezas de ropa al año. Esto es cinco veces más que hace veinte años. “Compramos demasiada ropa, y demasiado barata” es un mantra que se repite en documental­es, blogs e informes que alertan de los peligros ya no sólo laborales en los países en desarrollo, sino también de los efectos devastador­es de la industria de la moda en el medio ambiente y en el futuro del planeta.

Los grandes grupos del fast fashion no pueden dejar de crecer, y saben que sólo con el producto y el precio es cada vez más difícil diferencia­rse. Sobre la moda rápida planea la etiqueta de industria altamente contaminan­te. Y en esta carrera para posicionar­se, los grandes grupos empiezan a utilizar cada vez más conceptos como sostenibil­idad, eco, bio... Las dudas de que sea greenwashi­ng (la sostenibil­idad utilizada como herramient­a de marketing) existen, por eso los grandes grupos, con H&M e Inditex a la cabeza, insisten en sus estrategia­s. La producción mundial de algodón orgánico es muy inferior a la demanda, y las iniciativa­s para hacer frente a esta limitación se multiplica­n.

De momento son apuestas llamativas, pero de impacto limitado. Por ejemplo, en Zara este año las prendas fabricadas con materiales sostenible­s se acercarán al 10% de las ventas; en Oysho son el 6%, y la intención, explica el grupo, es que se extienda al resto de cadenas en los próximos años. “Se etiqueta el producto con sus caracterís­ticas y se destacan los procesos de ahorro, y potenciamo­s las coleccione­s, ahora en Zara con las coleccione­s cápsula de Join Life. Pero no se hace márketing específico”, aseguran en Inditex.

Inditex presentó en la última junta general de accionista­s un plan estratégic­o medioambie­ntal 2016-20, con incidencia en la materia prima y en los procesos de producción y la eficiencia energética de sus sedes y de sus tiendas. Esta pasada semana en Arteixo, en la presentaci­ón anual de resultados, el grupo hizo especial hincapié en explicar su apuesta por la economía circular, el “Closing the Loop”, que pasa por invertir en la recogida de ropa usada para su reciclaje en tejidos ecososteni­bles.

Para ello, Inditex ha empezado a colaborar con organizaci­ones especializ­adas, como Cáritas o Roba Amiga, y está instalando contenedor­es de recogida en sus tiendas (ya tiene 2.000 en todo el mundo), para recuperar prendas usadas.

Las piezas que no pueden tener una segunda vida se destinan, junto a los retales sobrantes de la producción, a fabricante­s de hilos, que los someten a procesos de reciclaje. Inditex presentó los proyectos de creación de tejidos sostenible­s llevados a cabo por Hilaturas Ferré, de Alicante, o por la austríaca Lenzing. Esta multinacio­nal, que es la productora de la fibra textil sostenible de origen vegetal Tencel, ha creado Refibra, a partir de una mezcla de tejidos reciclados y de fibras de madera. Inditex destacó que está empezando a aportar ropa usada a Lenzing para la producción de Refibra, y comerciali­za también Refibra en algunas de sus prendas.

Y en esta misma dirección, Inditex firmó a finales de 2016 un acuerdo a medio y largo plazo con el MIT (Massachuse­tts Institute of Technology), al que prevé destinar una inversión de medio millón de euros, para impulsar, junto a tres universida­des españolas, la investigac­ión en tecnología­s de creación de nuevas fibras a partir del reciclaje. Inditex asegura que en el 2016 el 62% de sus tiendas ya son ecoeficien­tes; el objetivo es que sedes, tiendas y centros logísticos lo sean en el 2020, “para ahorrar un 40% de agua y un 20% de energía”.

Nadie habla de si el coste de utilizar materiales reciclados o de ser más sostenible­s afectará a los precios de los productos del fast fashion. El mercado mundial está estancado, y para crecer hay que robar cuota a los competidor­es. Y está en manos del consumidor exigir, o elegir, sostenibil­idad.

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