Jordi Palafox
Exportaciones ¿‘made in Catalonia’?
COMERCIO Se vende fuera lo que previamente se ha adquirido fuera, aportando sólo el ensamblaje de esos componentes
Las cifras provisionales del comercio exterior en el año 2016 vuelven a plantear el interrogante de si Catalunya es una potencia exportadora o va camino de convertirse en una mera estación de ensamblaje de bienes importados. El porcentaje sobre el total de España la mantiene como primera comunidad exportadora. Pero una rápida mirada a lo que hay dentro del mismo suscita la duda de en qué medida sus ventas al exterior no son, al menos en gran parte, resultado de lo antes importado aportando menor valor añadido del supuesto.
Hoy gran parte de los productos son resultado de la combinación de componentes procedentes de empresas de un buen número de países diferentes unidas a modo de eslabones por las nuevas posibilidades tecnológicas y el bajo coste del transporte. La economía catalana está integrada en estas cadenas de valor globales. Pero sabemos que sólo los de cabeza se apropian de la mayor parte del valor añadido generado.
Además, la identificación de las exportaciones con la demanda externa de los bienes y servicios de una economía y las importaciones con su demanda interna ha dejado de ser cierta. Una parte sustancial del comercio exterior es resultado solo de la demanda y oferta del mercado internacional: se vende fuera lo que previamente se ha adquirido fuera, aportando sólo el ensamblaje de esos componentes.
Ello pone en cuestión la habitual equiparación entre exportaciones y la demanda de productos de un país por parte del resto del mundo. Si una parte de la exportación catalana es de bienes con elevado contenido de importaciones, la aportación, y los beneficios para el país, sería más modesta de lo supuesto a partir de su estadística de comercio exterior. En ellas figurará el valor total del producto, como si hubiera sido fabricado por completo en su interior. No sabemos en qué medida lo anterior afecta a las exportaciones de Catalunya. Es arriesgado tomar las cifras de la OCDE para España, pero en tal caso el porcentaje de valor añadido extranjero en las exportaciones de automóviles sería del 46% casi el doble de Alemania. Similar a la del sector químico. Esto es, casi el 50% del valor exportado procede del exterior.
Basándose en los argumentos anteriores un economista del Banco Asiático de Desarrollo, sostiene que la potencia exportadora de China es un mito. No parece el caso de Catalunya, pero sin contar con análisis desagregados de la posición de los sectores catalanes en las cadenas de valor globales, la duda subsistirá en especial respecto a que el resultado bien pudiera ser constatar que como expresa el refrán castellano, unos tienen la fama y otros cardan la lana.