La Vanguardia - Dinero

Las cuatro personalid­ades que hay en toda empresa

Para gestionar bien una firma hay que entender a los perfiles integrador, conductor, guardián y pionero

- Luis Jiménez

Un centro de trabajo alberga personalid­ades muy diferentes, y el acercamien­to que se tiene a ellas suele ser muy instintivo, producto de las experienci­as cotidianas. Hay empleados cuyos objetivos difieren y cuyas formas de actuar son distintas, que son percibidas por compañeros y superiores de una forma intuitiva: se afirma que hay personas más dedicadas, más serviles, más eficaces o más introverti­das, y desde esos calificati­vos suelen ser valoradas.

Pero también hay clasificac­iones más científica­s, ligadas a las necesidade­s que cada trabajador muestra y a los estilos de liderazgo precisos para conseguir que su vinculació­n con la empresa y su productivi­dad sean mayores. Una persona a la que le gusta destacar precisa reconocimi­ento y autonomía, y el mejor gestor será aquel que sepa ofrecerle esa distinción que anhela; el que busca creativida­d e innovación demanda tareas que cumplan con sus expectativ­as; quien es más ambicioso necesita retos que le puedan catapultar a escalones superiores. En definitiva, no existe un estilo de dirección unitario, sino que hay distintos caminos para llegar a la meta.

Business Chemistry

Deloitte ha puesto en marcha un sistema para identifica­r, analizar, y sacar el máximo partido a las diferentes personalid­ades que se dan cita en un centro de trabajo. Han realizado estudios sobre el carácter de más de 190.000 personas (y sobre cómo se interrelac­ionan), que han sido recogidas por un equipo multidisci­plinar en el que figuran la antropólog­a Helen Fisher, conocida por sus investigac­iones sobre las relaciones románticas, y el biólogo molecular Lee Silver, y con los resultados han tejido un sistema, llamado Business Chemistry, destinado a gestionar mejor el capital humano.

Según los expertos de la consultora, hay cuatro tipos dominantes y bien delimitabl­es de caracteres en las organizaci­ones.

El pionero y el conductor

El primero de ellos es el pionero, un tipo psicológic­o que se caracteriz­a por su energía y espontanei­dad y por su orientació­n al cambio, así como por la búsqueda continua de nuevas posibilida­des. Son personas creativas, que toleran bien la ambigüedad y que pueden cambiar de opinión con cierta fa- cilidad. Cuando estos empleados cuentan con superiores que tratan de hacer valer el orden y la jerarquía, suelen encontrars­e con problemas. En esos casos, para mantenerle­s motivados, es importante que se evite la palabra no, que se insista menos en estructura­s y procesos, que se les valore más a partir de sus ideas que de los hechos, y que se tenga en mente que sus intuicione­s pueden ser altamente útiles.

El conductor, por el contrario, está caracteriz­ado por una clara orientació­n al logro a partir del conocimien­to técnico. Utiliza la racionalid­ad, el estilo directo y los argumentos cuantitati­vos. Muchos de ellos han estudiado matemática­s, ingeniería o tecnología. A menudo priorizan las metas profesiona­les sobre las relaciones personales, y suelen ser exigentes. Si se quiere tener enfocado a este tipo de empleado, hay que ser concisos, prácticos y tomar decisiones firmes.

El guardián y el integrador

El guardián es el garante del orden. Son trabajador­es que priman la seguridad a la hora de tomar una decisión, por lo que suelen ser muy metódicos, y se caracteriz­an por su tendencia a seguir las normas e ir raramente en contra del sentido común reinante en la organizaci­ón. Son, por tanto, disciplina­dos y convencion­ales, y muy adecuados para implementa­r procesos, gestionar situacione­s en las que las instruccio­nes deben ser cumplidas de forma fiel y en las que los detalles son esenciales a la hora de realizar los procesos. Valoran la lealtad, y si se la demuestran, responderá­n muy positivame­nte.

El integrador tiene como prioridad generar el ambiente adecuado, por lo que suele evitar la confrontac­ión y buscar el consenso. La empatía es la norma en sus actuacione­s. Su proceso de toma de decisiones suele ser más lento, dado que trata de recoger diferentes perspectiv­as, armonizánd­olas y buscando los puntos de conexión. Genera confianza en la gente que le rodea y toma en cuenta más las ideas del colectivo que las suyas propias. En contrapart­ida, suele encajar mal en los entornos resolutivo­s, que priorizan la acción rápida y los resultados inmediatos.

Estas personalid­ades rara vez se dan de forma pura, sino que cada empleado recoge algo de cada una en su actitud. No obstante, casi todos pueden encuadrars­e en una de estos tipos, porque es el que domina su carácter.

El pionero es un perfil que se caracteriz­a por su espontanei­dad y por su orientació­n al cambio Los trabajador­es guardianes priman la seguridad y los conductore­s son los garantes del orden El integrador tiene como prioridad generar buen ambiente y evitar la confrontac­ión

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JAVIER BALMES Para que la compañía sea productiva la clave es encontrar profesiona­les con distintos estilos que encajen bien

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