Ricard Valls
Ortega y su donación histórica
La noticia de la donación de 320 millones de euros por parte de la Fundación Amancio Ortega (FAO) hace historia por su importe tanto en nuestro país como a nivel global, pero también ha reabierto la polémica en las redes sociales sobre trabajo infantil e ingeniería fiscal en Inditex.
Más allá de estas discusiones, hay algunos aspectos que analizar. En sus inicios, la Fundación A. Ortega se definía como sólo de ámbito territorial gallego y sus donaciones respondían a un impulso puntual: la inversión en un centro educativo de Arteixo, una donación de 20 millones de euros a Cáritas en el 2012 o los 7 millones de euros para la sede del Proyecto Hombre. Las decisiones personales del fundador eran suficientes para la toma de cualquier decisión.
Hace ya tres años que la Fundación Amancio Ortega dio un cambio significativo con la incorporación a su patronato de buena parte del equipo directivo de Inditex. El anterior, estaba formado por la familia directa y personas de confianza de Pontegadea, su family office.
En el esquema de la actual donación de los 320 millones para equipamiento de diagnóstico y tratamiento oncológico hay que destacar que el receptor no es una oenegé o una fundación privada, sino todas las autonomías. No es nada habitual que donaciones de estos importes vayan al sector público, pero la mayoría de los actores en salud e investigación en España son públicos. No olvidemos que han sido hospitales como Vall d’Hebron o el Clínic los que han recibido la mayoría de las donaciones de fundaciones como Cellex. Sin embargo, la estrategia de comunicación de la FAO sólo habla de “hospitales públicos en todas las comunidades”, evitando que se perciba que van a ser éstas las que van a recibir el equipamiento. En segundo lugar, el destino de los 320 millones de euros es fruto de una prueba anterior en los hospitales de Galicia y Andalucía. Por tanto, el proyecto entra en la lógica empresarial de probar y escalar, en un sector como el cáncer, que tiene alto impacto en una parte muy importante de la población de manera directa o indirecta.
Para acabar quedan algunas preguntas pendientes: ¿La FAO va a comprar los equipos o va a transferir los fondos a las autonomías? ¿Tenemos un equipamiento hospitalario en tan mal estado? ¿Hasta qué punto estamos ante una fundación que conjuga los intereses del fundador con los de Inditex? Este proyecto supone multiplicar por 10 el presupuesto de 24 millones del 2015: ¿como se va a financiar, con aportaciones especiales de Pontegadea?¿Anuncia esta donación la futura integración de parte de las acciones de Inditex en la Fundación?
Sean cuales sean las respuestas, nos iría bien que hubiera más fundaciones dotadas de fondos y patrimonio: sean más o menos instrumentales, como de momento parece la FAO o sean modelos más anglosajones, como la Fundación Cellex, cuyo presidente Pere Mir, falleció hace unas semanas.
Destinatario El receptor son las autonomías. No es común que las donaciones vayan al sector público, aunque concentra la investigación