El poder ya no tiene lugar
Urry señala que el poder del capitalismo global radica en deslocalizarlo todo: trabajo, dinero, residuos, placer
En el mapa de Goldman Sachs, apunta Urry, las islas Caimán son mayores que Sudamérica
La deslocalización es como funciona el poder del mundo hoy. La deslocalización de la industria, las finanzas, el placer, la energía, la gestión de los residuos e incluso la seguridad juegan un papel secreto en el mundo globalizado actual: son su lado oscuro, su gran sombra. Los mundos extraterritoriales se multiplican. Y son poderosos. Zonas económicas especiales, paraísos fiscales, vertederos global es, cruceros ... Que alumbran misteriosos conjuntos de relaciones y hacen que se reorganicen las relaciones sociales, políticas y económicas. Y que el poder democrático quede erosionado. Un mundo deslocalizado y desregulado que plantea muchos desafíos y que supone, según calculaba John Urry, más de una cuarta parte dela riqueza global. Yunterciodela renta anual mundial.
Urry, fallecido el año pasado, era un sociólogo británico con formación de economista que a lo largo de su trabajo exploró las relaciones del capitalismo global con el espacio, desde la deslocalización industrial del Reino Unido de los ochenta al enorme poder transformador que iba a ejercer la industria global del turismo. Una globalización queveía como un desorden sistémico. Pero de origen planificado.
Warren Buffett, recordaba el autor, señaló que “hay una guerra de clases, está claro, pero es mi clase, la de los ricos, la que la está librando y ganando”. Y Urry explica en Offshore cómo esa clase va ganando a través de la deslocalización: cómo se puso en marcha la estrategia a través del neoliberalismo y cómo se ha convertido en un elemento del desmedido ascenso de los más ricos. No es sólo que 98 de las cien principales empresas británicas en bolsa tengan subsidiarias en paraísos fiscales. Es que en el mundo de Goldman Sachs las islas Caimán son más grandes que Sudamérica.
El capitalismo obviamente, reconocía Urry, tiene que ver con el movimiento: acelera la vida económica, social y política. Pero mucho más en las últimas décadas en un mundo en el que las fronteras parecían desaparecer... pero se creaban nuevas. Y nuevos secretos: buena parte del nuevo mundo des localizado escapa a la vista. Al fin y al cabo la razón de ser de la deslocalización es huir de ciertas legislaciones.
El neoliberalismo de los ochenta, que puso los intercambios comerciales por encima de cualquier relación entre las personas y que auspició la desregulación financiera, fue la base, señalaba Urry, proporcionando a conglomerados cada vez mayores, que se iban instalando en ámbitos jurisdiccionales secretos, formas de extender su poder. Hoy hay zonas francas por todo el mundo lejos de la protección de las leyes, una enorme elusión fiscal, zonas deslocalizadas para el juego y el sexo, una deslocalización de residuos electrónicos y tóxicos que los lleva a Lagos, Nigeria, o a Guiyu, China, una deslocalización del CO a los
2 nuevos gigantes manufactureros e incluso una deslocalización de la tortura. Y el siglo XXI podría ser el de la deslocalización extrema, vaticinaba Urry, que creía que se necesita una relocalización para una economía más baja en CO , menos
2 desigual y más democrática.