La Vanguardia - Dinero

Promesa imposible

Rajoy no puede bajar los impuestos aunque quiera porque los ingresos deben dedicarse al déficit y a las pensiones

- Mariano Guindal Madrid

Si los impuestos que se pagan en España se situasen en la media europea, se recaudaría­n 100.000 millones más

A las élites del poder les gustaría que el PP cumpliese con su promesa electoral y bajase los impuestos. También les gustaría a las bases del partido gubernamen­tal y a la inmensa mayoría de las clases liberales y conservado­ras. Incluso, le gustaría poderlo hacer al ministro de Economía, Luis de Guindos, y a su homólogo de Hacienda, Cristóbal Montoro, pues así me lo han dicho. Pero no pueden. Con el déficit público que aún tiene España, el más alto de Europa, y con la deuda, una de las más elevadas del mundo, ya hacen bastante con no aumentar la presión fiscal.

Mariano Rajoy llegó al poder a finales del 2011 prometiend­o una bajada de impuestos: “Lean mis labios: no más impuestos”, que diría George Bush. Pero cuandolleg­ó a la Moncloa y levantó las alfombras comprobó que la recaudació­n fiscal había disminuido en 38.000 millones por efecto de la crisis. Ante tal hecho no solo tuvo que renunciar a bajar impuestos, sino que se vio obligado a subirlos, ¡y de qué manera! La oposición protestó y una parte muy importante de sus bases dejó de votarle.

Por eso, cuando tuvo la menor oportunida­d bajó parte de lo que había subido, pero no fue suficiente para recuperar la mayor parte del voto perdido. La gente no es tonta y sabía que la presión fiscal seguía más elevada que cuando el PP llegó al poder. Pero… no había otra.

Sin embargo, ahora sí hay margen. Por primera vez en una década, los ingresos del Estado (impuestos y cotizacion­es sociales) han superado los 200.000 millones. No teníamos unasituaci­ón similar desdel 2007. Y los ingresos aumentan porque hay más consumo, más empleo, mayores salarios y más inflación.

Por tanto, ahora sí, ha llegado el momento en que Rajoy cumpla con su compromiso electoral. La lógica es aplastante: si cuando bajan los ingresos hay que subir los impuestos, pues cuando la situación se da la vuelta hay que actuar al revés. ¡Pues no! Rajoy no puede bajar la presión fiscal; al contrario, tendría que subirla para asegurar los servicios públicos y garantizar la reducción del déficit público.

Como dice el profesor Josep Oliver: “España sigue con una presión fiscal baja”. Este año, a pesar de un crecimient­o de los ingresos del 7,9%, la presión fiscal se situará en el 38% del PIB, nueve puntos menos que la media de la eurozona y, por descontado, muy apartada de los niveles de los países nórdicos, de Bélgica o de Francia. En base a esta constataci­ón pide un incremento de la presión fiscal, lo que ha hecho que a las clases medias se les pongan los pelos de punta.

Si los impuestos que se pagan en España se situasen en la media europea, se recaudaría 100.000 millones de euros más al año. Con eso se acabaría el déficit público, se reduciría de verdad la deuda, pagaríamos el déficit de las pensiones, se aseguraría­n los servicios públicos y se podría impulsar la inversión pública. Pero nada es gratis, hay que elegir entre pagar impuestos como si estuviésem­os en los Estados Unidos o tener un Estado de bienestar como el de Suecia. Ese es el drama de Rajoy, que no puede ni bajar ni subir los impuestos: “¡Virgencita, virgen- cita, que me quede como estoy!”.

No puede bajarlos porque tiene que destinar 14.250 millones de euros para reducir el déficit y situarlo en el 3,1% como le exige Bruselas. Lo podría conseguir reduciendo el gasto público lo que le daría margen para reducir la presión fiscal. Pero no tiene mayoría suficiente para aprobar los Presupuest­os. Ciudadanos y el PSOE le han exigido que abandone la política de austeridad.

Pero tampoco puede subir los. Sería tanto como hacerse el harakiri político. Su electorado no se lo perdonaría nunca. Es algo que está en el ADN de su ideología. En el PP, como en cualquier partido conservado­r, aspiran a pagar menos impuestos; los mínimos necesarios para poder financiar un estado básico del bienestar. Están plenamente convencido­s de que los contribu- yentes gestionan de manera más eficaz para la sociedad su dinero que si lo hacen los políticos o los funcionari­os. Por eso, pretenden que el sector público pierda peso a favor del sector privado. Su objetivo es un Estado más pequeño a imagen y semejanza del que existe en Estados Unidos, aunque al estilo europeo.

Tal vez en el 2019, coincidien­do con las elecciones generales, el PP vuelva a plantear una nueva bajada impositiva aunque tampoco va a tener mucho margen. España tiene una deuda de 1,1 billones de euros que este año generará un gasto financiero de 32.171 millones. En el momento que vuelvan a subir los tipos de interés absorberá todo el incremento de recaudació­n que se pueda producir.

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ÀLEX GARCIA
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