Esculturas mecánicas
Cuantas más vueltas le damos al tema de las futuras prohibiciones de circulación con las que nos amenazan ciertos dirigentes políticos, mayor resulta nuestro grado de indignación y sorpresa. Es evidente que toca reaccionar ante los graves episodios de contaminación atmosférica que atenazan las grandes ciudades de vez en cuando, en busca de una mejor calidad del aire que respiramos, pero sería deseable asimismo que se optara por implantar medidas mucho más cargadas de razones técnicas y con mayores dosis de sentido común en la vertiente social para evitar el previsible perjuicio de movilidad que afectará a las capas más desfavorecidas de la población.
Ayer tuve la oportunidad de disfrutar de lo lindo durante unos instantes mientras conducía, puesto que adelanté una grúa que transportaba un impecable Seat 1500 en perfecto estado de conservación. Solamente fueron un puñado de segundos, pero mis ojos adquirieron como por arte de magia la facultad de detener el tiempo, como si el mundo hubiera dejado de girar ¿Qué va a pasar con los automóviles clásicos, con la historia del motor sobre ruedas en el imperio del futuro ecológico?
Si la prohibición es tan despiadada que no es capaz de atender a razones históricas, tal vez nos tendremos que conformar contemplando las seductoras obras maestras del automovilismo del pasado en los museos, como si fueran esculturas mecánicas ancladas al suelo que han perdido la facultad del movimiento. Sería una lástimadejar de disfrutar del tremendo glamour que emanan a su paso las concentraciones de coches clásicos.