Un BCE incoherente
El BCE certifica la mejora de la economía europea y las favorables expectativas de crecimiento de la Eurozona. En su último comunicado ha pasado de considerar la recuperación económica como “frágil y desigual”, a catalogarla de “robusta y generalizada”. Sin duda una buena noticia. Teniendo en cuenta lo extraordinario de la actual política monetaria del BCE, con tipos negativos y masiva compra de bonos por importe de 60.000 millones de euros mensuales, sería coherente un mensaje de normalización de tipos y de finalización de la compra de bonos.
El BCE tiene intención de seguir comprando bonos más allá de final de este año. Adicionalmente, no subirá los tipos de interés hasta que no finalice la compra de bonos. En ningún caso dejará de comprar bonos de golpe, por lo que su balance seguirá aumentando, previsiblemente, al menos hasta la segunda mitad de 2018 o incluso más allá. Si creemos las palabras del BCE, los tipos seguirán negativos hasta 2019.
La principal argumentación del BCE para continuar con su actual política es la debilidad de los datos de inflación. Siendo cierto que hoy en día no existen presiones inflacionistas relevantes, la mejora de la economía argumentada por el BCE debería llevar a una cierta normalización de los actuales tipos de interés. La inflación puede incrementarse por factores externos, como una fuerte subida de los precios del petróleo. Si esto aconteciera, el margen de actuación del BCE con los tipos actuales sería escaso.
Los principales perjudicados del mantenimiento de los tipos actuales son los ahorradores e inversores más conservadores. En los últimos doce meses los fondos de inversión monetarios han tenido una rentabilidad negativa. La represión financiera seguirá durante tiempo.