Próxima valla: este domingo
Una a una, hemos ido pasando las vallas de esta carrera de obstáculos que parece la política europea desde el referéndum sobre el Brexit. Una carrera realmente agotadora y en la que no nos hemos caído pese a haber salido bastante trastabillados en alguno de los saltos. Este domingo, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas será el siguiente hito, aunque bastante descafeinado teniendo en cuenta el resultado de la primera vuelta, la opinión publicada tras el debate televisado y las encuestas que sitúan por encima del 20% la ventaja de Macron —candidato preferido por los mercados— sobre Marine Le Pen, némesis de las instituciones europeas que hace no tanto parecía tener opciones de dar la sorpresa. Superado este trámite y descartado un escenario de salida de Francia del euro, tendremos por delante las elecciones alemanas y probablemente también italianas antes de cerrar el año.
Visto en perspectiva, el camino ha sido duro, pero la economía no lo ha acusado sustancialmente. En términos generales, los indicadores de confianza y también los consolidados en Europa no han hecho más que mejorar desde el primer trimestre de 2016, proceso que ahora mismo se refleja con fuerza en factores ya muy retrasados, como el beneficio empresarial o la caída de la tasa de desempleo y, por supuesto, también la inflación.
Esta mejora palpable es la que sigue manteniendo las buenas perspectivas para los mercados de renta variable y la que marca en última instancia la tendencia alcista en que se encuentran las Bolsas, algo que incluso debería acentuarse si el complicado panorama político sigue, como parece, aclarándose. Habrá que estar pendientes de las medidas que vaya implementando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y de cómo gestionará la Reserva Federal la reducción de su inmenso balance. Además, tarde o temprano, tendremos que abrir el debate de la subida de tipos en Europa. A diferencia del banco central estadounidense, que ha empezado a encarecer el precio del dinero, en su última reunión mensual de política monetaria, el Banco Central Europeo (BCE), mantuvo su tipo de referencia en el 0% y la facilidad de los depósitos bancarios en el -0,4%. Todo ello, unido a la complicada situación geopolítica, define el escenario de riesgos más o menos previsibles a corto y medio plazo, sin olvidarnos del incipiente proceso de recaída en los precios de las materias primas que puede preocuparnos también en un futuro inmediato.
Mientras tanto, creo que seguiremos viendo un entorno positivo para los activos de riesgo, especialmente para las Bolsas europeas y emergentes, donde las valoraciones permiten apuestas algo más agresivas. En renta fija, advertimos de nuevo una cierta tendencia a la subida de los tipos de interés a largo plazo en Estados Unidos, movimiento que debería mantenerse y trasladarse a otras curvas. Por tanto, prudencia con los plazos medios y largos, especialmente en bonos con poca capacidad de absorber esas subidas estrechando sus diferenciales de crédito.