Un nido de innovación en Osona
La empresa de servicios de digitalización Seidor destinará dos millones de euros al nuevo centro
El centro es una ‘start-up’ dentro de la empresa: pequeño, ágil y conectado con la tecnología avanzada
Aislado de la civilización a más de 6.000 metros de altura, Ferran Latorre está a punto de hollar la cima del Everest. ¿Cómo debe ser su ascenso? ¿Tendrá problemas sin la burbuja de oxígeno? ¿Y el tiempo? ¿Habrá nevado mucho? Las noticias que llegan de una expedición en las alturas suelen ser las que alguien explica de vez en cuando desde la distancia o bien las que el alpinista da a conocer al volver de la aventura.
Con Latorre, esta vez es diferente. Una aplicación en línea muestra la localización y el estado del alpinista en detalle. Indica si está cansado, contento o desanimado, mide sus características fisiológicas, como las pulsaciones e, incluso, cualquier persona puede enviarle un mensaje de ánimos que recibe al instante. Latorre lleva instalados varios sensores a su equipo y también pulseras inteli- gentes que envían y reciben datos mediante conexiones vía satélite.
Esta solución tecnológica la ha diseñado el centro de I+D Seidor Labs, formado por 20 personas. Está integrado en Seidor, una empresa de Vic –que factura 310 millones de euros, emplea a 3.600 personas y está presente en 26 países– especializada en la integración a medida de software para terceras compañías, como SAP, IBM, Adobe, Microsoft en múltiples aparatos tecnológicos. Trabaja para digitalizar empresas de cualquier ámbito, realiza proyectos digitales para la Administración y desde hace unos meses, ha afianzado su apuesta por la innovación con la apertura en Tona de su primer centro únicamente dedicado al I+D, el Seidor Labs. Tiene previsto invertir hasta dos millones de euros, una parte de los cuales ya han sido desembolsados para ponerlo en marcha, y duplicar la plantilla hasta llegar a las 40 personas dentro de tres años.
El director adjunto de Seidor, Eduard Farga, explica que concibe la planta como una start-up dentro de todo el engranaje de la empresa: pequeña, ágil y conectada con el mundo. Quiere que sea una área dedicada a captar la tec- nología más avanzada del mercado para después procesarla y crear servicios innovadores y disruptivos. La idea, dice, es que incluso el Seidor Labs cree aparatos y programas tan nuevos como para que la empresa los llegue a patentar.
Así pues, el proyecto de Ferran Latorre (que no ha sido patentado) es fruto de esta apuesta por la innovación. Pero no es lo único que Seidor Labs tiene entre ma- nos. Desde que se abrió, el centro tiene en marcha más de 15 iniciativas, principalmente del sector de la salud –donde tiene previsto patentar pronto una tecnología–, la industria 4.0 (máquinas conectadas con sensores) y la realidad aumentada y virtual.
Destacan algunas soluciones del campo sanitario, que permiten detectar la fatiga y el estrés o mejorar los movimientos de personas con movilidad reducida. También hay otros que monitorizan el funcionamiento de máquinas industriales para después hacer análisis predictivos de la actividad. David Reifs y Antoni Badenas, directores del centro, explican que la mitad de las iniciativas ya están en el mercado y que el resto se encuentran en fase de desarrollo.
También comentan que algunos de los proyectos han sido desarrollados con la colaboración de universidades como la UPC, la UOC o la UVic. “Creemos que para innovar hay que estar en contacto con el mejor talento y este se encuentra en el ecosistema académico de las universidades. Con nosotros, estudiantes y doctorandos también aprenden a formarse en el campo laboral y a trasladar al mercado sus ideas”.