El cultivo de la enemistad
El odio es una asignatura que no sólo se imparte en las madrazas, sino, cada vez más, en los colegios de Occidente, e Inglaterra es un ejemplo de ello
El Reino Unido se porta como un viejo aristócrata venido a menos en un mundo que tiene otros valores
El amor suele morir con el que lo profesa, mientras que el odio es un sentimiento que a menudo se pasa de padre a hijo. Las ganas de beneficiar a un amigo rara vez pasan de una generación a otra; la enemistad y la sed de venganza, sí.
Entre 1871 y 1914, Europa disfrutó de una época de paz y prosperidad sin precedentes, al menos para unos pocos. Si bien las élites leían las mismas novelas en el idioma original o acudían con idéntico entusiasmo a la ópera, algo yaolía apodridoenesa Europa imperial tan proclive a abrazar cada nuevo adelanto tecnológicoal tiempo que saqueaba sin escrúpulos la riqueza de sus vastas colonias ultramarinas. Antes de existir la globalización actual, importaban poco las atrocidades cometidas lejos de casa; incluso menos que la pavorosa tasa de pobreza tan presente en el corazón de la metrópoli. Semejante desigualdad acabaría creando el caldo de cultivo del odio que abocaría a toda Europa y sus colonias a medirse en dos contiendas suicidas.
La gran mayoría de los europeos nunca había visto el mar ni se había aventurado másallá del pueblo de al lado del suyo. Sin embargo, depronto cientos de miles de campesinos y obreros ingleses se alistaron llenos de odio y ardor guerrero, dispuestos a jugarse la vida matando a tantos alemanes como pudieran, sin quejamás hubieran conocido o siquiera visto ninguno. Por supuesto, ocurrió lo mismo en Alemania. El odio al enemigo se cultiva de la misma manera que se inculca el amor a la patria, al líder o a un club de fútbol. Todo es cuestión de propaganda y capacidad organizativa, de hacer creer a los infelices que morirán atrozmente en las trincheras que la raíz de sus males es foránea.
La reciente celebración en Roma de los sesenta años de paz y prosperidad quehadisfrutado Europa desde 1947 fue desbaratada por el Brexit. Unavez que la señora Mayinvocase el célebre artículo 50, vuelven a oírse declaraciones deenemistaden la Europa que se encaminaba hacia una mayor unión basada en la cooperación y la concordia, de nuevo sin precedentes.
Entre algunas de las muchas calamidades que el Brexit va a provocar, una de las principales es que significaquelaUEpierdedegolpeunaformidable parte de su fortaleza nuclear, dejando a Francia como único baluarte contra una posible agresión de este tipo. Extremo que se dice pronto enlos tiempos quecorren.
A principios de abril, además de intentar la señora Maycomportarse como un Enrique VIII redivivo calzando kitten heels, resurgió el contencioso sobre Gibraltar aderezado con toda suerte de amenazas e invocaciones al trato de Utrecht (171315) ola guerra de las Malvinas (198182). Se quedó corto el veterano dirigente conservador Michael HestletinealafirmarqueelBrexites el mayor error histórico desde la Segunda Guerra Mundial, pues al menos desde el Acta de Unión de 1707 no ha cometido el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte ninguna equivocación equiparable con el referéndum convocado por David Cameron de forma tan frívola y egoísta.
El Reino Unido se porta como un viejo aristócrata venido a menos, que se niega a renunciar a sus privilegios y poder (ahí sigue la Cámara de los Lores), pero sin darse cuenta de que habita un mundocuyos valores son otros. Cada vez más avaro y ensimismado, infunde odio al enemigo tanto en las escuelas como entre los mal pagados campesinos nativos que trabajan sus tierras y los obreros( autóctonos) en sus fábricas. Es notable el partido que han sacado los ingleses a lo largo delos siglos de la leyenda negra española, pues les ha servido de alfombra bajo la que barrer sus propios crímenes y bajeza moral. Siempre les ha ido de perlas atizar los sentimientos antiespañoles. Mas el regocijo que sintieron en 1898 ante la caída de lo que quedaba del Impero español, extremo que creían que a ellos nunca les alcanzaría, ha devenido, siglo y pico más tarde, al tocarles a ellos, en una angustia tan insoportable que han acabado perdiendo el oremus.
Inglaterra debe gran parte de su éxito a su maestría en el arte del divide y vencerás. Si bien pudo proclamaren pleno XIX lord Palmerston que las naciones no tienen amigos sino intereses, es de esperar que esa frase haya perdido legitimidad en la UE de hoy, de la que los británicos acaban de apearse. Durante los dos años de negociaciones del Brexit, que prometen ser de aúpa, los ingleses emplearán el divide y vencerás hasta extremos inimaginables.
El odio es una asignatura que no sólo se imparte en las madrazas, sino, cada vez más, en los colegios de Occidente. El Reino Unido del Brexit, una vez se hayan dado cuenta de que se ha pegado un tiro en el pie,co- rrerá el riesgo deencaminarse, cojeando, eso sí, hacia una revolución a lo Cromwell, que podría resultar en la rotura en pedazos del reino, la persecución y expulsión de extranjeros, amén de una furibunda enemistad contra el resto del mundo.
A nivel mundial, prácticamente todos los conflictos bélicos en curso tienen su origen en la influencia ejercida por la nación del divide y vencerás que no tiene amigos sino intereses. Pero también es verdad que lo que han aportado los ingleses al mundo ha sido, en muchos casos, harto beneficioso. Suaportación a la UE, sin ir más lejos. Por otro lado, valiéndose de una supuesta superioridad moral quevista desde fuera no es más que suficiencia, podrían acabar viendo enemigos donde sólo hay adversarios o competidores.
El fair play británico se basa en el todo vale siempre y cuando no te pillen, de ahí su famosa flema. Comienza una lucha sin reglas, donde los ingleses emplearán a fondo cualquier arma que les pueda beneficiar a ellos y tumbar o perjudicar al contrincante. Tanto la City como sus paraísos fiscales ya están calentando motores. Ay, Inglaterra, el 8 de junio, note dejes llevar por el odio.